EN LO QUE ME HE CONVERTIDO... Una parte de mí

Cuando era niña no imaginaba que iba a convertirme en lo que soy ahora, como cosa rara quería ser famosa ¿en qué? no importa, tan sólo era una niña. Me gustaba mucho la música, amaba los instrumentos, cuando tenía la oportunidad de verlos de cerca salivaba y quería apoderarme de ellos, era feliz al lado de guitarras, cuatros, teclados, pianos, baterías, tambores, clarinetes, no había uno en específico que me llamara más la atención, sencillamente todos me gustaban, por cierto también me gustaban los deportes, absolutamente todos, quería ser tenista profesional, practicar alpinismo y hasta lanzarme en paracaídas, pero insisto era una niña y en la infancia la imaginación vuela, para los niños todo es posible, a veces pienso que si no me hubiera encontrado con tantos peros en el camino quizás sería otra persona. Para entonces, quería que mi madre me comprara el teclado profesional que veía todos los días en un comercial de televisión, quería que me anotara en clases de piano, pero sólo alcanzó a comprarme un cuatro y me llevó durante un tiempo a recibir clases de cuatro en una pequeña escuela de música cerca de casa, para los que no saben, el cuatro es un instrumento típico venezolano perteneciente a la familia de las guitarras antiguas o laud, es como una guitarra pequeña pero de cuatro cuerdas, de ahí su nombre, a pesar de que me aprendí unas cuantas canciones no logré ser músico de academia, el cuatro tampoco duró mucho tiempo en casa, un día mi hermano por descuido se sentó sobre él y quedó completamente destruido. Mi hermano siempre ha sido para mi un gigante, en todo el sentido de la palabra, hasta el día de hoy a mis 46 primaveras mido 1.63 mientras que él mide 2mts; pero como les venía contando, luego del “cuatrídico” accidente quedaba una guitarra en la casa, que era de mi hermana mayor pero no me la prestaba, decía que era muy grande para mi y ciertamente esa guitarra era casi de mi tamaño; un total de tres cuatros pasaron por mi casa y tres accidentes “cuatrídicos” se sucedieron también, de tal manera que hasta ahí llegó el cuento de intentar ser músico. Tampoco llegué a ser tenista profesional, mi madre me llevaba a un pequeño club de tenis pero sólo jugaba por diversión con mis dos hermanas y mi hermano “el gigante”, nada de clases, ni rutinas, ay mi madre, mi madre, mi madre!!! definitivamente ella se multiplicaba y hacía malabares para tratar de complacer a todos sus críos, sobre todo a mi, porque a mis hermanas no les atraía ni la música ni los deportes y en cuanto al gigante, era el mayor y tenía otros intereses para la época, así que supongo que colaboraba con mamá y la ayudaba con la tarea de complacencia para mantenernos contentas, en especial a la más chiquita y consentida, la que hoy escribe estas líneas, mi nombre es Pilar pero me dicen Pili porque es su diminutivo, nombre español, tengo sólo uno, cuando le preguntaba a mamá por qué no me puso un segundo nombre como respuesta me decía que en España se acostumbraba a colocar sólo un nombre, la verdad es que dudo que sea cierto pero es la respuesta que me dió mi madre y la que doy cada vez que me lo preguntan así de simple.

Ya bien entrada la adolescencia era todo lo que NO quería ser, tenía mis amistades en el colegio sin duda, pero era muy callada y prácticamente no hablaba con nadie, sólo con dos o tres amigas como mucho, mi madre siempre me decía: - Cuando vayas a hablar sólo dí cosas importantes, nada de estupideces- así que me limitaba a decir cosas que para mí eran importantes y ha decir verdad me costaba mucho hacerlo porque me la pasaba en un constante conflicto interno tratando de discernir entre lo que era bueno o no decir, como si no bastaran los conflictos reales de la adolescencia, como aquellos típicos de creer estar cien por ciento segura de lo que querías en la vida sin tener fundamento alguno que lo sustente y en contra tenías la realidad que te golpeaba y te bailaba en la cara una y otra vez; la ignorancia es atrevida y a los 16 años puede ser mortal, cuántos “border line” no estuve a punto de cruzar sólo por rebeldía, pero que va, muy en el fondo era extremadamente miedosa y además sabía que mi madre me quería muchísimo así que siempre terminaba en casa comiendo ricas delicias que me preparaba y viendo en la tv mis series favoritas.

Con el tiempo, cuando ya tocaba la Universidad, mis padres querían que estudiara alguna de las carreras más top de la época, ingeniería, administración o medicina, pero a mi no me gustaba nada de eso, todas esas carreras eran incompatibles conmigo, lo mío era otra cosa, me la pasaba en las nebulosas, escribía canciones, inventaba historias, literalmente vivía en un mundo paralelo y la sóla idea de estudiar números y fórmulas me hacía sentir infeliz, me imaginaba presa en casa, literalmente atada a un escritorio, resolviendo cualquier cantidad de cuestionamientos científicos y matemáticos, como de hecho lo hacía mi hermano el gigante, quien llegó a ser tremendo ingeniero civil, o como mi hermana mayor que ahora es odontólogo o como mi otra hermana que es arquitecto, todos egresados de sendas Universidades, mis padres debieron sentirse muy orgullosos de ellos, pero conmigo no funcionó así, estoy segura que querían lo mejor para mi, que estudiara una buena carrera, en una buena Universidad y así poder tener un buen empleo con buena remuneración dentro una gran corporación y asegurarme un buen futuro, etc, etc, pero no, yo era porfiada, yo les decía que si era por dinero entonces para qué ir a la Universidad, con trabajar en la empresa de mi papá era más que suficiente, así estaría con él, lo ayudaría y ganaría mucho dinero; mi padre era comerciante y empresario, tenía una empresa en los suburbios que le generaba muy buenos dividendos, trabajaba todo el tiempo, por eso no vivía con nosotros (bueno ese era el cuento que me decía madre cada vez que preguntaba por él cuando era niña), lo cierto es que yo les decía que si era por dinero pues trabajando con mi padre en su empresa podía tenerlo y nos ahorrábamos el paso por la Universidad, pero claro al final mis padres no lo permitieron y se dió lo que se daba, unos meses después de tanta diatriba respecto a cual carrera estudiar y considerando que el tiempo para la inscripción se agotaba, finalmente entré a estudiar en la Universidad Central de Venezuela la carrera de Farmacia. Muy en el fondo siempre les estaré agradecida, a mamá y papá, por no complacer en esta oportunidad a la hija chiquita de la casa.

El paso por la Universidad significó para mí la piedra angular de toda mi existencia, si bien es cierto que no me gradué con honores para mi fue un gran honor haber formado parte de esa maravillosa academia, mi alma mater, lo que viví entre sus pasillos, jardines, y majestuosas instalaciones, además de lo que aprendí en sus aulas estampa el perfil de lo que soy hoy en día, aquellas bases que no tenía en la adolescencia las fui encontrando servidas sobre la mesa y en bandeja de plata, la Universidad me enseñó lo que mi familia no pudo enseñarme, se convirtió en mi segunda casa con segunda familia incluida, mis amigos de toda la vida, procedentes de distintas partes del país, con distintas costumbres y religiones, esa diversidad de ideas y pensamientos, cuántas cosas me enseñaron, hasta una beca trabajo conseguí con la cual logré mi primera libertad financiera o mejor dicho la independencia económica respecto a mis padres y es que a partir de ese momento no he dejado de tenerla, tendría yo 19 años, así fue que pude financiar mi paso por la Universidad durante esos maravillosos cinco años de mi vida, aunque debo reconocer que fueron más de cinco porque al final del cuento no me gradué de farmaceuta, en mi empeño de no sentirme infeliz resolviendo fórmulas matemáticas y químicas, decidí hacer un cambio de carrera, y después de seis meses de haber entrado en la UCV comencé mis estudios en la escuela de Artes, recuerdo que cuando mi madre se enteró de aquel magno acontecimiento de mi vida, al principio se molestó muchísimo, pero muy en el fondo no le dió la menor importancia, creo que ella era feliz viendo que yo lo era y con respecto a mi padre, hasta el sol de hoy, todavía no entiende en qué consiste mi trabajo, sólo sabe que me mantengo y que he logrado sostenerme económicamente, ejerciendo mi profesión, sintiéndome feliz y libre de hacerlo.

Cuando terminé la Universidad me costó bastante destetarme de la UCV y hacer una nueva vida, ahora profesional, por eso regresaba al campus a ver a mis amigos que aún seguían estudiando y otros trabajando, cómo dejar de ir a mi segunda casa y visitar a mi segunda familia, era impensable, hasta el día de hoy después de 21 años de haberme graduado, aún la frecuento pero definitivamente ya no es igual, los amigos se graduaron hace años y los que quedaron trabajando se están jubilando, cada vez son menos, además de lo venida a menos que se encuentran las instalaciones debido a la arrogante situación política, social y económica que atraviesa mi país Venezuela, a mi juicio una dictadura comunista tropical, llamada socialismo del siglo XXI por quienes la llevan a cabo, por desgracia mi Universidad ha quedado casi destruida y así como la Universidad, todo el país.

Y bueno para responder la pregunta que siempre se hizo mi padre con respecto a cómo me mantengo y en qué consiste mi trabajo pues, saqué el título de Licenciada en Artes mención Cinematografía, así que terminé especializándome en Cine y si bien es cierto que hice muy poco cine, también es cierto que me dediqué a hacer audiovisuales, más para televisión que otra cosa, cómo disfrutaba haciendo documentales!!! sobre todo cuando me tocaba viajar por todo el país, era muy feliz y me sentía libre, lo que realmente quería, no me hice “famosa”, pero realizando documentales conocí a muchos famosos de mi país y en especial a esa gente “no famosa”, gente más bien tímida ante las cámaras, de lugares y pueblos recónditos de Venezuela, personas que para mí representaron más que un aprendizaje de vida, el sentido y la esencia de lo que soy ahora, cuantas cosas vi y aprendí, cuantos rostros, cuantas maneras de vivir, de todos los estratos sociales, una experiencia única que pagaría por seguir haciendo.

Con mi trabajo logré muchas cosas materiales compré mi casa, mi camioneta y cualquier cantidad de instrumentos musicales, que de vez en cuando agarro y hago algo de música con ellos, nada profesional; de talento musical sólo tuve unos cuantos enamorados, casualidad que casi todos han sido músicos, esa es mi relación con la música, es mi compañera de vida.

Si les da curiosidad saber si me casé, pues sepan que sí, una vez, pero a los siete meses terminé separándome, por cierto mi ex esposo no era músico, ahora soy una mujer felizmente divorciada y no creo que vuelva a casarme, creo que no es necesario el matrimonio para estar con alguien y vivir en pareja, el contrato matrimonial es opcional no obligatorio. No tengo hijos y dudo que los tenga, el reloj marca muy tarde, sin embargo, para sentirme completa me encantaría tener uno o dos, si no llega es porque no estoy cien por ciento preparada para ser madre, así que no le busco las cinco patas al gato. Creo que hay muchas formas de sentirse realizada, de hecho ya me siento así. En qué me he convertido? En un ser humano libre y feliz, en una mujer llena de paz y agradecida por cada respiro que puedo dar, que valora y respeta la vida, que disfruta todo lo que está alrededor, que le gusta compartir desde lo mas cotidiano hasta lo mas sorprendente, soy alguien con muchas ganas de seguir haciendo más y más, me he convertido nuevamente en una niña que quiere soñar y hacer sus sueños realidad, ahora con bases bien fundadas y segura de sí misma, creo que a mis 46 estoy a punto de volver a nacer, mi madre, desde el cielo, me está viendo contenta y mi padre en la distancia no me deja de llamar para saber cómo estoy y le da gusto saber que estoy bien, que Dios me le siga dando mucha vida y salud.

Le dedico este primer post a mi madre, en este domingo día de las madres en Caracas 10 de mayo de 2020, dentro de una semana va a cumplir 10 años de su fallecimiento. Mi madre, mi madre, mi madre!!! Cuántos malabares hacía para complacerme de niña. No lo hizo mejor porque no podía. Para mi fue más que suficiente, gracias mamá.

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Hola!!! esta soy yo, espero les haya gustado una parte de mí!!

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