Tres microcuentos: horas oscuras [parte 1]

Burst

Fantasía onírica

Se despertó gritando, desesperado, y se sentó en el borde de su cama. Su esposa se levantó de inmediato, se sentó a su lado y preguntó:

—¿Qué te pasa? Me asustaste.

—Disculpame, tuve una terrible pesadilla. Es que soñé que habías muerto.

—No, amor, estás soñando que estoy viva.

Cottonbro


Besos hambrientos

Mientras la besaba podía sentir su pasión crecer tanto como las ansias que me producía saborear sus labios. Tomé su cabello, sentí su delicioso aroma y con la piel erizada le dije:

—En verdad lo siento, lo siento mucho.

—¿Por qué? —me preguntó.

—No he comido nada en tres años.

Entonces mordí su cuello y drené toda su sangre en un instante.

Lisa Fotios

Entierro

Calvin limpió sus lágrimas con la manga de su camisa y luego hundió la pala de nuevo en la tierra. Debía hacerlo rápido, no quería que su familia llegara a la casa y descubriese su crimen.

Tomó el cadáver que yacia en el garaje y lo lanzó al hoyo que había cavado para enterrarlo. Lo miró por última vez y con profunda culpa se quebró al recordar los años que habían compartido juntos. Aquel que enterraba fue alguna vez su fiel compañero, su mejor amigo.

Lo acompañó por años en sus mejores peores momentos, lo vio criar a sus hijos y lo apoyó al hacerlo. Calvin lo amaba, pero ese día lo había matado fríamente con una bala en su cabeza luego de haberlo dejado inválido y agonizante.

—¡Esto es tu culpa! —exclamó Calvin.

Pero sabía que había sido solo un accidente. Él dio marcha atrás como hacía siempre y no notó que el perro dormía justo debajo del auto.

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