Hola, Steemians, los juegos de azar son ya cotidianos en millones de personas en el mundo. Hace unos años yo era uno de esos “adictos” a los juegos de azar, en los cuales soy muy bueno en mi opinión, sobre todo en los que incluyen una baraja.
Mi madre cierto día revisando entre sus cajas de libros encuentra un libro del ruso Fiódor Dostoievski, llamado “El Jugador”, me lo entrega con una sensación muy extraña para mí.
El jugador es un sombrío marco de compulsiones y adicciones humanas, principalmente dos grandes impulsos: la pasión amorosa y los juegos de azar. Alexéi Ivánovich, un inestable joven que vive entre la ira y la desesperación, se desempeña como tutor para un general ruso y su hijastra, los cuales esperan demasiado la muerte de su anciana tía para heredar su gran fortuna. Una convulsa relación entre Alexéi y Polina (la hijastra del general) y la inesperada visita de la anciana tía, la cual descubre los planes del general y decide gastar su fortuna en el casino del lugar, en vez de dejárselo en herencia a su sobrino, hacen revolotear este mundo de complicado equilibrio.
Situada en salas de juego en la ficticia ciudad de Ruletemburgo, El Jugador fue escrito en menos de un mes, como consecuencia de una apuesta entre Dostoievski y su editor, producto de su necesidad de pagar las deudas que el juego le causaba.
Está es un loca historia en la cual lo que más puedo recalcar es que demuestra las debilidades del hombre por el juego y el dinero. Si ganan una vez es el fin rotundo para el que gana y si no ha ganado todavía se enfrasca más en querer saber que se siente ganar.
A un apostador le das 10$ y los apostará todos los 10$ (así no tenga para comer), pero dale 10.000$, igual los apostará como si fueran los 10$.
Es necesario rendirse al placer, pero es de sabios saber controlarlo.
