Hola, hace tiempo que no conversamos y ahora que nos encontramos junto a estas tazas de café te observo con calma y preocupación, tu imagen ha cambiado y ya no proyectas esa fuerza e ímpetu de hace un tiempo no muy lejano, aunque al observar tu rostro con más arrugas y los ojos apagados digan que han pasado siglos desde la última vez que escuchaste a tu corazón y le hiciste caso a aquello que tantas veces te pidió.
Solo déjame preguntarte ¿Cuál es ese miedo que traes encerrado dentro de Ti?, porque es puro temor lo que te tiene en ese lugar que no amas, donde no encajas, donde tu potencial esta desperdiciado por completo. ¿Cuál es ese miedo? ese que hace que en tu casa grites y vociferes, pero también permite que en tu trabajo seas el tapete de todo el mundo.
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Porque no puede ser otra cosa diferente al miedo lo que encierra tu corazón y nubla tu juicio, el miedo a perder tu seguridad, el miedo a perder algún lujo, el miedo a no recuperar la figura materna, el miedo a no ser valorado por tu propia luz sino que debes ser ordenado y aplaudido por otros, miedo a que tu esfuerzo sea insuficiente ante tu propios ojos.
Toma un poco más del café antes que se enfríe y escucha esto: El miedo que debes albergar es que pasen los días y tus fuerzas disminuyan sin haberlas aplicado a crear algo duradero, a dejar un legado a tus hijos que te mirarán a la cara y en sus ojos verás la pregunta ¿Dónde estabas?, mientras crecías y se convertían en jóvenes y luego adultos, mientras tenían preguntas y no estabas allí para responder con la sabiduría que te dio la experiencia, Ten miedo de que aquellos a quienes les diste tu lealtad y tu tiempo, y que no era tu familia, te den una patada y te despidan sin un agradecimiento y al contrario te echen en cara lo que pensaste que era cariño.
Ten miedo a los cabellos blancos que te hacen ver que el tiempo no vuelve atrás y que los sueños fueron solo eso, sueños que se esfumaron a las dos horas cuando despertaste con la idea de complacer a otros y no a ti, no a tu espíritu, no a tu familia, no a tus sueños, no a ese joven que poseía muchos talentos y capacidades.
Tu café se ha terminado, el tiempo también, corre, te esperan, tal vez encuentres espacio para uno más sí deseas conversar.