Y no necesitaba, en general, un marido.
Tu yo.
Encuéntrame entre los callejones vacíos.
Un dedo de hierro firmemente.
Por nuestros placeres que a menudo pedimos.
Esto es una tontería.
Pero no da miedo, voy a esperar.
Te rechazaré, te rechazaré!
Tu quieres leer
¿Qué pasará después? ¿Vendrá mañana?
La fuerza de las alas en la esperanza y la fe.
Te verás en el reflejo.
Trate de recordar, en verdad, ¿dónde estamos?
Pero mientras el corazón en las alturas está llamando.
Porque asi
No perdería su sabiduría...
No me hagas daño.