La historias hablan de un singular monje que había alcanzado la iluminación de la inocencia, ayudaba a niños y mujeres a cruzar rios además de predicar con su amabilidad.
Siempre se le representa con su yapa mala y su saco dónde decía tener el universo entero pero simplemente lo llenaba con cosas que iba encontrando en su camino.
Normalmente su figura es vinculada con la buena suerte, la prosperidad y la felicidad.