45 Años de Historia Profesional

MI HISTORIA PROFESIONAL

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Hace aproximadamente 45 años; la Familia Acosta Figueroa recibe del cielo la bendición de un nuevo integrante en el hogar, se trató aquel 8 de Junio de 1975 del Nacimiento en la Ciudad de Caracas de Juan Carlos Figueroa, un niño que daría felicidad a la casa entre 10 hermanos, tíos y abuelos. Con la pérdida de mi papá siendo un bebé, mi madre Aleida Josefina Figueroa vuelve a la Ciudad de Cumaná, y en el apoyo prestado por mis abuelos Thomas Acosta y Bonifacia Figueroa inicia mi experiencia de vida. Mi madre, ejemplo de amor, lucha, entrega y abnegación, residenciada en un anexo, entrega parte de mi cuidado y formación a los más grandes formadores que pude tener en la vida, los que marcaron la ruta expedicionaria que hasta ahora guía mi destino; dos hermosos abuelos casados de toda la vida que me enseñaron el valor de la Familia y el de tener un hogar; dos abuelos creyentes en Dios que me mostraron el valor de la fe en un Dios fiel, justo, misericordioso, sanador, amoroso y paciente; dos abuelos de buen testimonio en la vecindad que me enseñaron sobre valores, moral, ética y buenas costumbres; me mostraron con hechos el valor de amar, ayudar, colaborar, respetar; un Abuelo que me mostró a valorar el trabajo y juntos en mi niñez lo practicamos. Todos estos elementos enmarcados en un gran principio bíblico: “Instruye al niño en su camino; y aun cuando fuere viejo, no se apartará de el”.

Inicio mi Formación académica muy cerca de la residencia en la Escuela Básica Bolivariano, siendo marcado por todos mis maestros y todas mis maestras, en un entorno educativo que valoré por la gentileza de quien nos ayudaba a comprar un desayuno, quien limpiaba nuestros salones hasta quien nos recibía en la puerta. A los 11 años egreso de la escuela para irme a un liceo cercano llamado José Silverio González, donde cursé 3 años de mi vida hasta obtener mi Título en el nivel de media, y los 2 años siguientes cursé estudios un poco más distante en el Liceo Pedro Arnal hasta obtener el Título de Bachiller en Ciencias. El ingreso a la Universidad de Oriente de la Ciudad de Cumaná-Venezuela dos años después, marcó mi vida en una de etapa de formación profesional que anhelaba con prontitud, mas sin embargo todo fue accidentado por el tema de los bachilleres sin cupos, la conformación de comités procupos, la lucha por el deseo de ser formado, las carencias económicas para la época que hacían inviable pensar en educación privada; pero al fin, Dios abre puertas que nadie puede cerrar, y cierra las que nadie puede abrir. Dios quien tiene todo en sus manos, lo controla todo por su soberanía, permite mi ingreso para cursar la carrera en Educación Mención Matemáticas, marcado por la experiencia de mi maestra de 6to grado cuando me asignó la tarea de ayudar a mis compañeros, entregándome el testigo de sus clases para que aplicara evaluaciones y las corrigiera hasta la colocación de notas.

3 Semestres Universitarios en la Carrera, compañeros que sufrían con las matemáticas, estudiantes de la Universidad que discutían entre ellos que no entendían al profesor, la postura del departamento de matemáticas y sus profesores en ser filtro de asignaturas del área de matemáticas, posturas de profesores: “quien más raspa, más sabe, es el verdugo”; posturas tan descabelladas, para pensar en quienes tienen la enorme responsabilidad de formar. De lo anteriormente planteado; se despierta un gran momento para la experiencia, y fundamentado en los principios y valores de los abuelos, me fui al rescate, ayuda, colaboración de jóvenes que padecían de tales opresiones; y en la misma Universidad, en un Cubículo del Movimiento estudiantil Cristiano, inicio un trabajo de asesorías gratuitas, con métodos al nivel estudiante-estudiante, desarrollando estrategias que permitieran llegar a las necesidades y transformarla, exigiendo como único pago noticias de buenas calificaciones, y colocando luego de cada encuentro retos de superación.

Ésta experiencia levantó una profunda devoción por lo que hacía; ayudar y compartir a otros mis saberes producían una gran complacencia, paz interior y amor por el deber cumplido. Razón por la cual, inicié una visita a la mayoría de las instituciones educativas con una carta de presentación donde ofertaba mis servicios, en la Iglesia publiqué cursos gratuitos, a mis familiares y vecinos ayudaba en sus necesidades haciendo en muchas ocasiones esfuerzo y sacrificios por aportar. A la edad de 22 años, recibo una grata noticia, en la que se requería un docente en calidad de suplente que dictara Matemática, Física, Química y Dibujo Técnico en el Liceo José Antonio Ramos Sucre, no tardé en responder al llamado y me presenté en la institución para brindar mis conocimientos. Consideré éste momento, el inicio de grandes retos en la tarea de enseñar, formando para transformar, contribuyendo con el crecimiento personal y profesional de muchos adolescentes de los niveles 3ero, 4to y 5to. De allí a la experiencia como misionero durante un año en la Ciudad de Caicara del Orinoco en el Estado Bolívar-Venezuela, con otra suplencia en el Liceo Manuel Cedeño y Contrato en un Plantel Privado llamado San Juan Bautista.

5 años después y estando nuevamente en la ciudad de Cumaná-Venezuela, Dios me regala la oportunidad de ingresar a la nómina del ministerio de educación de mi país en sustitución de la labor de aula que desarrollaba una Profesora a Jubilación en la ETC Vicente de Sucre y Urbaneja, e inicio la hermosa tarea de enseñar y aprender; de la experiencia de compañeros, de mis estudiantes, los representantes y todo el entorno educativo. Mi experiencia de aula fue desarrollada en todos los niveles, con varias áreas de formación ligada a las ciencias, y en el año 2008 me invitan dentro de la institución a dirigir el área de matemáticas como parte de un equipo de trabajo adaptado al diseño curricular del sistema educativo bolivariano. Un año más tarde, fui solicitado por la dirección del plantel para cumplir funciones en la Coordinación Pedagógica de 3er año, servicio que desarrollaba con mucha dedicación y gusto, al lado de una secretaria que contribuyó con elementos de carácter administrativo en mi formación, que fueran determinantes para el relacionamiento con la familia del estudiante, su academia y la escuela.

Estando en la función de Coordinador y responsable de mis estudios de Maestría en Enseñanza de las Matemáticas Básicas que culminé en 2009, fui consultado desde la Dirección para asumir la Subdirección Administrativa de la Institución para sustituir a la profesora encargada del momento por estado de riesgo en su embarazo; considerando la familia y el nivel de responsabilidad que implicaba, oramos al Dios eterno y asumo la subdirección. Allí vivo la grandísima oportunidad de conocer a TODO el colectivo institucional; ya no se trataba de la “gordita bajita blanquita”, o el “flaco negrito pelo liso”, entendí que cada quien tenía nombres y apellidos, familias, problemas, facultades, destrezas y habilidades, pero sobre todo necesitaban quien los guiara y ayudara en su labor dentro de una institución que los valoraba. Nuevamente Dios coloca en el camino una Secretaria, que pedagógicamente y con mucha paciencia me brindó elementos para la eficacia y eficiencia en la labor planteada.

En el año 2011, la institución comienza a vivir un momento difícil desde el punto de vista de la alteración del clima institucional, viéndose afectado gran parte del colectivo docente por el trabajo de organización escolar, delegado como responsabilidad a la subdirectora académica. Tal situación, desembocó en un conflicto entre las partes y problemas que afectaron la institucionalidad y la paz en el recinto educativo. Esta difícil experiencia termina con el traslado de la profesora que ejercía dicha función y trae como consecuencia el reordenamiento institucional con unos cambios en el equipo directivo, que invitaron a un profesor a formar parte: fui movido a la subdirección académica en medio de una dura coyuntura que obligaron a tomar decisiones salomónicas dado el daño ocasionado a un número significativo de personas, decisiones que si bien no favorecían a todos, por lo menos contribuyeran con la mayor cantidad de personas. Esta transición en dos lapsos escolares trajo la resignificación de organización escolar, fundamentada en la consulta, en el entendimiento, en medio de un clima de cordialidad y respeto, considerando al otro como te considerarías a ti mismo. Lo positivo salió, organizaciones escolares que no se socializaban comenzaron a hacerse, cada uno del personal institucional firmaba en conformidad la asignación para el año escolar y lo más importante: volvió la paz, la tranquilidad, la quietud.

En el año 2011, por solicitud de un vecino, licenciado en Contaduría Pública y recién nombrado Jefe de Personal de Zona Educativa, fui invitado a cubrirle como Asistente del Jefe de Personal de Zona Educativa Sucre-Venezuela, dado que él desconocía el campo educativo y reconoció un poco mi humilde experiencia en algunas cosas. Mi gran recompensa, fue sentir por un año la satisfacción de formarme en muchas esferas del sector educativo en todos los niveles, ligadas con todos los miembros de nómina de ministerio y aquellos que solicitaban ingresar al mismo. Ayudar para mí fue un privilegio, y sentir que pude servir a mucha gente un placer sin igual. De allí, que en el año 2012 regreso nuevamente al plantel donde me inicié con el ministerio; mi Vicente de Sucre y Urbaneja, a cumplir nuevamente responsabilidades en la Subdirección Académica hasta finales del 2013, cuando por renuncia del director a cargo hasta ese momento, paso a asumir la Dirección del Plantel hasta la actualidad. Lecciones de vida: quien desea ser el mayor entre nosotros ha de servir primero, y ser el mayor no consistía en estar por encima de, ser trababa de un servicio al que decides no renunciar, para continuar con el ejemplo a la necesidad de apoyarnos, de cuidarnos, de soportarnos, de amarnos, de aportar entre todos para construir lo que deseamos y soñamos en un maravilloso mundo como el educativo.

Hoy en día, alcanzando el Nivel Doctoral de Estudios en la Universidad Latinoamericana y del Caribe en 2018; siento la imperiosa necesidad de seguir aportando a mi País y todas aquellas regiones del mundo que pueda apoyar en una experiencia de vida Profesional de 23 años de servicio.

Dr. Juan Carlos Figueroa

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