Diré sin perder el tiempo.

  Marco Aurelio. Es así como decido llamarme para ustedes y no por esto afirmo que no sea el nombre que por nacimiento me dieron.

  ¿Mi intención? Hacer llegar a través de la palabra escrita a todos aquellos que quieran y puedan escuchar con sus ojos lo que de mi alma decida relatar. Mi edad será incierta pues no tengo tiempo, estará sujeta a cada texto que yo escriba y ustedes lean. El lugar desde donde escribo: Caracas, Venezuela. Sin embargo, existo poéticamente en cualquier lugar donde sea leído y recordado. 

Sobre mi pasado 

  Nací pobre en el oeste de la icónica Caracas entre dos siglos importantes para la nación. No me sentí pobre y nunca lo he hecho. Pero, ante los ojos de la mayoría, lo soy. Bajo una crianza matriarcal aprendí el respeto por admiración gracias a la energía femenina. Energía que lucha constantemente en la sociedad para no inclinarse o contonearse ante el hombre; sino que da la mano trabajando en armonía, así como el día lo hace con la noche.

  Cuando me dejaron interactuar con todo lo ajeno a la seguridad del hogar, pude observar la calle. Silenciosa e inmóvil permite andar y morir en ella a individuos de cualquier naturaleza. Mestizos que aún no saben que luchan para homogeneizar -cual piedra filosofal- a toda la herencia cultural que en sus venas circula. Gracias a esto fui logrando entender lo poco y lo mucho de nuestra humanidad, al menos la que yace en este país. 

Sobre mi presente 

  Siendo un ser de a pasos -a veces dejando huellas- circulo atento y disfrutando del arte en sus diversas raíces y ramas (arquitectura, escultura, pintura, música, poesía/literatura, danza y cine). He estudiado y aún lo hago. Antes entre ritmos y sonidos, codificados de líneas y espacios a la sazón de la subjetividad. Ahora, entre la objetividad de la ciencia estudio el nacimiento, el desarrollo, el control y la muerte del elemento que marcó nuestra existencia: el fuego. Estudio todas las emergencias de carácter civil. Estudio para ser bombero. 

   Acá en este pedazo de tierra, acá en este norte del sur donde surgieron las llamas de la libertad; es acá donde he nacido dos veces, una llorando y de cabeza y otra, sonriendo y de pie. Me preguntaron en algún momento ¿por qué ser como soy?  

  Aún no me interesa responder, pues sonrió con saber que simplemente…  

  Soy. 

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