Hoy por la mañana caminando la vereda muchas veces transitada por mis pies un sonido dulce y suave hizo calmar mis pensamientos, mis pasos se detuvieron, mis ojos vivaces buscaron de donde provenía ese sonido, girè buscando, agudicé mi oído, levantè lentamente la mirada y descubrì algo tan hermoso como simple:
un colibrí, quien agitando sus alas succionaba la miel de una flor, el sol hacia brillar sus plumas la brisa mecía la flor, ¡ Que espectáculo tan maravilloso ! tan simple y cotidiano, quise absorber ese momento, grabarlo en mi mente y en mi corazón . El colibrí hizo gala de destreza y me mostró su habilidad para mantenerse en el aire batiendo sus alas deleitándose del néctar de la flor. Con voz alegre y tímida le dije " hola ", por una micra de segundo nuestros ojos se encontraron y con gran rapidez desapareció, apresurada le dije gracias, gracias pues había disfrutado de un momento maravilloso y simple.
Reanude mis pasos pero ahora en mi rostro había una gran sonrisa.