[Español - Original]
Los solitarios (II)
Cuando mi tutor entró en la habitación real, yo estaba tirado en el piso, jugando con mis muñecos. Más precisamente, con el príncipe de piedra y con el guerrero rojo, aunque, como verán más adelante, también intervino la hechicera de tres patas y tres ojos, que ayudó al guerrero rojo cuando ya casi había sido derrotado.
Mi tutor se sentó en la silla, de espaldas a la ventana, como solía hacerlo. Me miró durante algunos segundos para ver si, al menos, recibía un saludo del rey y luego me dijo que iba a hablar de historia.
―No me gusta la historia ―le dije, mientras el príncipe de piedra caminaba por el lúgubre sendero que comunicaba el palacio con el oscuro pantano―. Quiero que me cuente un cuento de animales.
―Hoy voy a hablar sobre la historia del reino, su majestad. La próxima vez, le contaré una leyenda de animales.
Le lancé una mirada de odio real, una de esas miradas que hielan el cuerpo y que solo los reyes saben lanzar. Luego, seguí guiando pacientemente al príncipe por el oscuro sendero que desemboca en el lúgubre pantano. El guerrero rojo acechaba al príncipe. Nadie podía verlo, pero allí estaba, esperando el momento preciso para abalanzarse sobre el heredero del trono.
―Hace muchísimos años ―comenzó― el rey Felisberto...
El príncipe realizaba ese trayecto día tras día, nadie sabía por qué. Se rumoreaba que estaba tramando un complot en contra de su padre, el rey Felisberto, para apoderarse del reino. Pero, a decir verdad, poco era lo que se podía tramar en ese oscuro y sucio sendero. Lo cierto es que, de pronto, mientras se miraba las botas para ver si se habían manchado con barro, el príncipe escuchó un crujido de hojas secas y, cuando menos se lo esperaba, se encontró frente a frente con el guerrero rojo.
―...entonces, el rey hizo que llevaran las provisiones al barco y se embarcó, junto con su hijo, el heredero del trono, sus consejeros, algunos sirvientes y los mejores guerreros del reino...
―Prepárate para morir, príncipe de piedra ―le dijo el guerrero rojo.
―Nunca moriré, guerrero rojo, mientras empuñe mi espada sagrada ―respondió el príncipe de piedra, mientras desenfundaba su espada siempre reluciente, incluso en la oscuridad del sendero.
El guerrero rojo se abalanzó sobre el príncipe. Lucharon durante largo tiempo sin sacarse ventaja, pero finalmente la reluciente espada del príncipe logró llegar hasta uno de los brazos del enemigo, que se resquebrajó y se transformó en rojo polvo bajo las botas embarradas del príncipe.
―...sin embargo, cuando estaban por llegar a la isla, el rey temió que la maldición alcanzara incluso aquellas remotas regiones del mundo. Al otro día, el rey desapareció. Nunca más fue visto. Se presume que se arrojó por la borda, para salvar a su reino de la maldición. Pero otros suponen que fue la maldición...
El guerrero dejó escapar un grito de dolor. Un grito que, a juzgar por lo que sucedió después, pudo escucharse a muchas leguas de distancia. Al menos lo escuchó la hechicera de tres patas y tres oídos, aliada del guerrero rojo y enemistada con el reino miles de años atrás, cuando un antiguo rey pisó por accidente su mascota, una lechuza enana que había traído de las montañas brumosas del Este. La hechicera comprendió inmediatamente el mensaje que escondía el grito del guerrero rojo y lanzó una maldición en una antigua lengua que había aprendido de la musaraña parlanchina, otra de las mascotas de la hechicera de tres patas y tres narices.
―...cuando llegaron a tierra, el príncipe, de tan solo cinco años de edad, fue nombrado rey y dispuso que se erigiera un gran palacio y una aldea. Así fue fundado nuestro reino. Pronto se dieron cuenta de que eran los únicos seres humanos en esta isla...
Cuando el príncipe de piedra iba a dar el golpe mortal al guerrero rojo, el hechizo se consumó y el príncipe vio una horripilante araña de patas largas sobre el filo de su espada sagrada. Con un agudo grito de terror que también debió de haberse escuchado a muchas leguas, el príncipe arrojó la espada, dio un salto hacia atrás y empezó a pasarse las manos con desesperación por todo el cuerpo, dando pequeños saltitos, creído como estaba de que la araña caminaba ahora por sus ropas. La espada, entretanto, cayó al suelo y se convirtió en una rama, una de las tantas que había en el sendero. Entonces, el guerrero rojo de un solo brazo se puso en pie y atacó al rey con todas sus fuerzas.
―...nadie sabe muy bien por qué, un día, el rey, que en ese entonces tenía siete años, abandonó el palacio en dirección al bosque. Durante cien días fue buscado por cada uno de los habitantes del reino, pero nunca fue hallado. Muchos pensaron que la maldición había vuelto, aunque nadie se animaba a decirlo en voz alta...
Pero, de tanto impulso que tomó, el guerrero rojo patinó en el barro y le dio tiempo al príncipe de asegurarse de que la araña no estaba sobre su cuerpo. Entonces, el príncipe de piedra salió corriendo hacia el palacio, donde se daría un baño caliente, se cambiaría las ropas y se prepararía para la cena en honor al rey que se celebraba aquella noche en palacio, mientras el guerrero rojo intentaba con su único brazo limpiarse el barro de la cara y del resto del cuerpo, y la hechicera de tres patas y tres bocas le daba de comer a su musaraña, que le contaba una historia de un rey que escapaba de una maldición en un barco con su hijo, el heredero del trono.
―...una vez que se diseñó el método para elegir un nuevo rey, que siempre tenía que ser un niño, en honor al origen infantil del reino, se procedió a elegirlo. A partir de ese momento, uno tras otro, los reyes -y también muchos consejeros reales- fueron escapando del palacio, en dirección al bosque, sin que nunca se supiera nada de ellos. En fin, su majestad, esa es la historia del reino, que todo rey debe conocer y honrar.
―No me gusta la historia ―le dije―. Me gustan los animales.
―La próxima vez le contaré una leyenda de animales, su majestad.
―Tal vez, para la próxima, lo haga encerrar en un calabozo de papas fritas.
Mi tutor me miró consternado, probablemente preocupado por el tremendo castigo que le esperaba en el calabozo. Me dijo que ya había terminado por ese día. Me propuso que reflexionara sobre lo aprendido y se retiró de la habitación real, con tanta mala suerte que pisó el único brazo del guerrero rojo, quien lanzó un grito inhumano que llegó a los tres oídos de la hechicera, quien, a su vez, le lanzó a mi tutor una terrible maldición que lo acompañará hasta los últimos segundos de su vida.
The solitaires (II)
When my tutor entered the royal room, I was lying on the floor, playing with my figures. More precisely, with the stone prince and with the red warrior, although, as you will see later, the three-legged, three-eyed sorceress also intervened, who helped the red warrior when he had almost been defeated.
My tutor sat in the chair, with his back to the window, as he usually did. He looked at me for a few seconds to see if he would at least get a greeting from the king, and then he told me he was going to talk about history.
“I don't like the history,” I told him, while the stone prince walked along the gloomy path that connected the palace with the dark swamp. “I want you to tell me an animal story.”
“Today I am going to talk about the history of the kingdom, your majesty. Next time, I'll tell you an animal legend.”
I gave him a look of royal hatred, one of those body-chilling looks that only kings know how to give. Then, I continued to patiently guide the prince along the dark path that leads to the gloomy swamp. The red warrior was stalking the prince. No one could see him, but there he was, waiting for the right moment to pounce on the heir to the throne.
“Many, many years ago," he began, "King Felisberto...”
The prince made that journey day after day, no one knew why. Rumor had it that he was hatching a plot against his father, King Felisberto, to take over the kingdom. But, to tell the truth, there was little that could be plotted on that dark and dirty path. The fact is that, suddenly, while he was looking at his boots to see if they had been stained with mud, the prince heard a rustling of dry leaves and, when he least expected it, he found himself face to face with the red warrior.
“...then, the king had the provisions taken to the ship and embarked, together with his son, the heir to the throne, his advisors, some servants and the best warriors of the kingdom...”
“Prepare to die, stone prince," said the red warrior.
“I will never die, red warrior, as long as I wield my sacred sword," answered the stone prince, while he drew his sword, always shining, even in the darkness of the path.
The red warrior pounced on the prince. They fought for a long time without gaining the upper hand, but finally the prince's gleaming sword managed to reach one of the enemy's arms, which cracked and turned to red dust under the prince's muddy boots.
“...however, when they were about to reach the island, the king feared that the curse would reach even those remote regions of the world. The next day, the king disappeared. He was never seen again. It is presumed that he threw himself overboard, to save his kingdom from the curse. But others suppose that it was the curse...”
The warrior let out a cry of pain. A cry that, judging by what happened next, could be heard many miles away. At least it was heard by the three-legged, three-eared sorceress, an ally of the red warrior and an enemy of the kingdom thousands of years ago, when an ancient king accidentally stepped on her pet, a dwarf owl he had brought from the misty mountains of the East. The sorceress immediately understood the message hidden in the red warrior's cry and uttered a curse in an ancient tongue she had learned from the chattering shrew, another of the three-legged, three-nosed sorceress's pets.
“...when they landed, the prince, only five years old, was made king and arranged for a great palace and village to be erected. Thus our kingdom was founded. They soon realized that they were the only human beings on this island...”
As the stone prince was about to strike the deathblow at the red warrior, the spell was consummated and the prince saw a horrifying long-legged spider on the edge of his sacred sword. With a sharp cry of terror that must also have been heard for miles around, the prince threw down the sword, jumped backwards and began to run his hands desperately all over his body, jumping up and down, believing as he did that the spider was now walking on his clothes. The sword, meanwhile, fell to the ground and became a branch, one of the many on the path. Then, the one-armed red warrior stood up and attacked the king with all his might.
“...no one knows very well why, one day, the king, who was seven years old at the time, left the palace for the forest. For a hundred days he was searched for by every inhabitant of the kingdom, but he was never found. Many thought that the curse had returned, although no one dared to say it out loud...”
But the red warrior slipped in the mud and gave the prince time to make sure that the spider was not on his body. Then, the stone prince ran off to the palace, where he would take a hot bath, change his clothes and prepare for the dinner in honor of the king that was being held that night in the palace, while the red warrior tried with his one arm to wipe the mud off his face and the rest of his body, and the three-legged, three-mouthed sorceress fed her shrew, who told her a story of a king who escaped from a curse on a ship with his son, the heir to the throne.
“...once the method of choosing a new king was devised, which always had to be a boy, in honor of the childish origin of the kingdom, they proceeded to choose him. From that moment on, one after another, the kings -and also many royal advisors- escaped from the palace, in the direction of the forest, without ever being heard from again. Anyway, your majesty, that is the history of the kingdom, which every king should know and honor.
“I don't like history," I told him. “I like animals.”
“Next time I will tell you an animal legend, your majesty.”
“Maybe next time I'll have you locked up in a dungeon of potato chips.”
My tutor looked at me in dismay, probably worried about the tremendous punishment awaiting him in the dungeon. He told me he was done for the day. He suggested that I reflect on what I had learned and left the royal room, with such bad luck that he stepped on the only arm of the red warrior, who let out an inhuman scream that reached the three ears of the sorceress, who, in turn, gave my tutor a terrible curse that will accompany him until the last seconds of his life.
Esta es mi primera historia en serie para Scholar and Scribe. Es una historia que fue pensada para chicos, aunque a veces tengo dudas respecto al resultado.
El idioma original es el español. La traducción al inglés fue hecha con Deepl, por lo que no aspira a tener méritos literarios. Es recomendable leerla en español para poder apreciarla mejor, al menos en lo que al estilo de escritura se refiere. Los problemas de traducción comienzan ya con el título, que es un juego de palabras entre el animal extinto “solitario de Rodrigues” y la palabra “solitario”, que en español hace referencia a una persona que vive en soledad. Entiendo que en inglés la palabra “solitaire”, que se encuentra en el nombre del animal (Rodrigues solitaire) no tiene el mismo sentido.
El cabezal fue hecho con lettering por la talentosa diseñadora y artista @lauraptis, que está dando sus primeros pasos en Hive. La fotografía usada como fondo es de Pixabay.
Para aquellos que aún no conocen Scholar and Scribe, es una comunidad de escritores que surgió hace unos meses dentro de la comunidad de PIZZA. Tiene dos tokens propios, Scholar and Scribe, y un montón de proyectos para llevar la escritura en Hive al siguiente nivel.
This is my first serialized story for Scholar and Scribe. It's a story that was intended for children, although I sometimes have doubts about the outcome.
The original language is Spanish. The English translation was made with Deepl, so it does not aspire to have literary merits. It is advisable to read it in Spanish in order to appreciate it better, at least as far as the writing style is concerned. The translation problems begin with the title, which is a play on words between the extinct animal "solitario de Rodrigues" and the word "solitario", which in Spanish refers to a person who lives in solitude. I understand that in English the word "solitaire", which is found in the name of the animal (Rodrigues solitaire) does not have the same meaning.
The header was made with lettering by the talented designer and artist @lauraptis, who is taking her first steps in Hive. The photo used as background is from Pixabay.
For those of you who don't know Scholar and Scribe yet, it's a community of writers that emerged a few months ago within the PIZZA community. It has two tokens of its own, Scholar and Scribe, and a bunch of projects to take Hive writing to the next level.