Aquella mañana fría llegó aquel extraño a nuestro pueblo, arrastraba consigo una maleta vieja, su rostro se veía tan maltratado y su expresión mostraba tanta frialdad.
Yo lo miraba a través de la ventana, pues no me gustaba salir a la calle fría y solitaria de ese tranquilo pueblo, mi madre siempre me recordaba de los extraños y me pedía alejarme de cualquiera de estos.
De repente el volteó, dando a entender que sabía de mí presencia, por un instante me quedé paralizada, pero luego rápidamente corrí la cortina de la ventana, sentía mi respiración descontrolada.
Recuerdo que aquella noche no pude dormir, pensaba en aquella cara espeluznante, quería llamar a mí madre, pero al final de la noche me quedé dormida.
A la mañana siguiente mientras bajaba las escaleras, escuché voces y para mayor sorpresa, me encontré a ese extraño en la cocina de la casa, hablando con mí mamá, este señor vendía muñecos antiguos y mí madre estaba intentando comprar alguno.
El extraño se quedó mirándome y sus muñecos parecían mirarme también, yo me quedé parada, alejada sin decir nada, mientras mí madre insistía en que eligiera un viejo muñeco.
No atendí a su llamado y corrí a mi habitación, estaba aterrada algo en esos muñecos no me gustaba, eran tan espeluznante como su dueño, casi al instante mí pequeña hermana entró a la habitación con un viejo muñeco dañado.
A este le faltaban las manos y los dedos de sus pies, no entendí porque mí hermana quería ese muñeco tan feo y espeluznante, sin embargo entre más pasaban los días más apego la veía sentir por él.
Una mañana me desperté muy temprano y mi hermana no estaba en la cama, tampoco su espeluznante muñeco, mí madre se veía algo angustiada, eso note mientras servía el desayuno.
Intenté preguntar por mí hermana Elizabeth, pero mí madre parecía estar ausente, hace días que se habían desaparecido algunos niños del pueblo, eso era raro sobre todo porque no habían animales salvajes cerca.
El viejo vendedor según había partido, así que era poco probable que este tuviera que ver con la desaparición de los niños, para mí era extraño, pues mí pequeña hermana ya no quería jugar conmigo, solo hablaba todo el día con su nuevo muñeco aterrador.
Mi padre llegó a casa esa noche y no dijo una sola palabra, mi madre lo miró y se hecho a llorar sobre la mesa de la cocina, pasaron algunos días, mi madre rezaba y prendía velas, también visitaba nuestra habitación a media noche y lloraba en la cama de mí hermana Elizabeth.
No me permitían salir, tampoco a ningún niño del pueblo, algunos de los desaparecidos habían aparecido muertos trágicamente en los alrededores, a todos les faltaba algunas partes de su cuerpo, pero casi no sabía nada, porque mis padres intentaban no hablar delante de mí.
Esa mañana me desperté tras los gritos de mi madre, mí padre traía en sus brazos a mi hermana sin vida, sentí al instante como mí pecho se oprimía y mí corazón intentaba detenerse, era aterrador ver como habían cortado sus manos y los dedos de sus pies.
Aquella noche mientras velábamos a mi hermana apareció aquel viejo visitante, entró a nuestra casa como si nada sucediera, llevaba al muñeco, este tenía los dedos de sus manos y pies completos y antes de irse susurró a mi oído -No temas pequeña Isabella tú hermana Elizabeth ahora es parte de mí colección de muñecos- y sin más sonrió, quedé aterrada no podía hablar, pasaron días sin que pudiera hacerlo.
Era horrible y doloroso haber perdido a mí pequeña hermana, saber que su alma había quedado atrapada en el cuerpo de aquel maligno muñeco, fue un dolor que jamás pude superar, porque aunque intentaron atrapar a aquel viejo extraño, este se desvaneció en un instante junto a sus muñecos.
Supe muchos años después que aquel viejo extraño, era un coleccionista de muñecos malignos, a quienes alimentaba con almas puras y sustituía algunas partes de su cuerpo, con las extremidades mutiladas del cuerpo de los pequeños niños, que conseguía en cada pueblo que visitaba, los cuales llevaba en su maleta y ofrecía en cada lugar.
! [English]
The collector of evil dolls
That cold morning that stranger arrived in our town, he was dragging an old suitcase with him, his face looked so battered and his expression showed so much coldness.
I watched him through the window, because I did not like to go out into the cold and lonely street of that quiet town, my mother always reminded me of strangers and asked me to stay away from any of them.
Suddenly he turned around, giving me to understand that he knew of my presence, for a moment I was paralyzed, but then I quickly pulled the curtain of the window, I felt my breathing uncontrolled.
I remember that night I could not sleep, I thought about that creepy face, I wanted to call my mother, but at the end of the night I fell asleep.
The next morning as I was going downstairs, I heard voices and to my surprise, I found this stranger in the kitchen of the house, talking to my mother, this man was selling antique dolls and my mother was trying to buy some.
The stranger kept looking at me and his dolls seemed to be looking at me too, I stood there, away without saying anything, while my mother insisted that I choose an old doll.
I didn't heed her call and ran to my room, I was terrified, something about those dolls didn't appeal to me, they were as creepy as their owner, almost instantly my little sister came into the room with an old damaged doll.
One morning I woke up very early and my sister was not in bed, neither was her creepy doll, my mother looked a little distressed, I noticed that while serving breakfast.
I tried to ask for my sister Elizabeth, but my mother seemed to be absent, a few days ago some children had disappeared from the village, that was strange especially because there were no wild animals around.
The old salesman had left, so it was unlikely that he had anything to do with the disappearance of the children, for me it was strange, because my little sister no longer wanted to play with me, she just talked all day with her new scary doll.
My father came home that night and did not say a word, my mother looked at him and started crying on the kitchen table, a few days passed, my mother prayed and lit candles, she also visited our room in the middle of the night and cried on my sister Elizabeth's bed.
I was not allowed to go out, neither were any of the children in the village, some of the missing people had appeared tragically dead in the surroundings, all of them were missing some parts of their bodies, but I hardly knew anything, because my parents tried not to talk in front of me.
That morning I woke up to my mother's screams, my father was carrying my lifeless sister in his arms, I instantly felt how my chest tightened and my heart tried to stop, it was terrifying to see how they had cut her hands and toes.
That night while we were watching over my sister that old visitor appeared, he entered our house as if nothing happened, he was carrying the doll, this one had its fingers and toes complete and before leaving he whispered to my ear - Don't be afraid little Isabella, your sister Elizabeth is now part of my doll collection- and without further ado he smiled, I was terrified, I couldn't speak, days went by without being able to do so.
It was horrible and painful to have lost my little sister, to know that her soul had been trapped in the body of that evil doll, it was a pain that I could never overcome, because although they tried to catch that old stranger, he vanished in an instant along with his dolls.
I learned many years later that that old stranger was a collector of evil dolls, whom he fed with pure souls and replaced some parts of their bodies with the mutilated limbs of the bodies of small children, which he got in each town he visited, which he carried in his suitcase and offered in each place.
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