Les presento el cuarto post de la serie #MesDeLaMujer. Esta dedicado a una mujer mitad leyenda, mitad verdad, inmortalizada por la pluma poética de Andrés Eloy Blanco, mientras sufría del confinamiento geográfico en los andes trujillanos, durante la dictadura gomecista.

La tradición verbal refiere que Andrés Eloy Blanco conoció a una mujer loca, a quien asoció con una leyenda. La de Luz Caraballo, de quien se comenta sufrió la pérdida de toda su familia durante la guerra independentista. Su esposo y dos hijos reclutados por el ejército patriota, dos hijos más, muertos por enfermedad y su única hija en un harén.

A raíz de lo cual, Luz Caraballo se volvió loca, comenzando a andar errante por los caminos del páramo buscando a sus hijos, contando animales, las estrellas o las piedras de los caminos de Timotes, Chachopos, Apartaderos, pueblos andinos entre los estados Trujillo y Mérida.

Sea cierta o no la leyenda de la Loca Luz Caraballo, su historia nos remite al poder del amor de una madre por sus hijos, y lo que puede ocurrir cuando por alguna razón son separados o los pierde. En el caso de Luz Caraballo, optó por la locura, para en su demencia negar la realidad e ir a encontrarlos.

Se cuenta, sin embargo que aún en su locura, Luz Caraballo seguía protegiendo a los suyos. El verbo popular recoge que al ser interpelada por un funcionario del ejército realista, sobre el camino que había tomado Bolívar con su Ejército, esta decidió señalar con el dedo hacia otro lugar, para evitar la persecución, lo que la convirtió en una mujer celebre en la zona.

La leyenda se acrecentó, con su desaparición por los páramos andinos, pues no se le volvió a ver más, ni viva ni muerta. El pueblo comenzó a atribuirle atributos y poderes sanadores.