Es uno de los sitios en la Habana que merece ir aunque sea a un ejercicio contemplativo. Transmite mucha paz a pesar de su historia y el objetivo militar con el que fue construido. Sus espacios, las vistas y la brisa del mar lo hacen único. Estar entre esas imperecederas piedras bien colocadas y alejados del ruido citadino hace que veamos todo de otra manera para regresar renovados a una Habana ruidosa y llena de incertidumbres.
Hermosas fotos 😍