Antes de recibir a Cristo en mi corazón y experimentar el nuevo nacimiento, era una persona con muchos complejos debido a un problema que tenía en mis ojos. Nací por naturaleza con desviación en uno de mis ojos, lo que me hizo generar un complejo de aceptación personal. Realmente no me acepté y esto hirió mi autoestima.

Pasaron varios años y crecí con este complejo de mis ojos hasta que mis padres se encontraron con Cristo y comencé a asistir a una iglesia con ellos y comenzaron a pedirle al Señor que me ayudara con este problema de desviación visual, mis padres se aferraron a un milagro que el Señor podría hacer conmigo o hacer todo según su voluntad.

Lo importante de todo esto es que un día decidí aceptar a Cristo desde mi corazón como mi salvador personal y esto me llenó de mucha confianza y esperanza de recibir del Señor su ayuda para superar este problema de complejidad. En mi país, se desarrolló una campaña llamada "Operación milagro" en la cual las personas con recursos financieros limitados en mi país el gobierno cubrió con los gastos para que fueran operadas en Cuba. Dios escuchó mis oraciones y las de mis padres, y una mañana nos llamaron para que preparara las maletas porque iba a viajar a Cuba para someterme a una cirugía ocular. Todo salió como lo solicitamos, el viaje se realizó y me operaron en Cuba y mis ojos estaban completamente en buena dirección visual.

Mi vida cambió por completo, gracias al amor de Cristo que entró en mi corazón. Superé mi problema de autoestima y mejoré mucho como persona, como hija y como estudiante, lo que me influyó para graduarme como administradora de aduanas y establecer mi nuevo objetivo de modelo. Hoy sirvo a Cristo desde el corazón y me dedico a realizar obras comunitarias.

Tener un nuevo nacimiento en Cristo es algo grandioso y sorprendente. Mis días complejos están en el pasado y ahora disfruto de una nueva vida de amor y esperanza en Cristo. Tengo excelentes relaciones humanas con mis padres, amigos y mis hermanos en Cristo.