Foto de Wells Chan en Unsplash
Algo que se aprende en medio de las plagas: que hay en los hombres más cosas dignas de admiración que de desprecio.
One thing you learn in the midst of plagues: that there are more things in men worthy of admiration than of contempt.
— Albert Camus
E S P A Ñ O L
La vez que sentí afinidad por un deporte
Cuando era niño detestaba los deportes, creo que no simpatizaba con ninguna actividad de este tipo. Mi padre siempre trató de alentarme al béisbol, ya que ese siempre ha sido su deporte favorito.
Evité a toda costa sus comentarios, pues para él yo era un chico raro que se la pasaba leyendo revistas y viendo películas, incluso llegó hasta el punto de decir comentarios de tipo amenaza: «¡Te voy a quitar el cable de la televisión para ver si así sales más y haces amigos!», me dijo varias veces. Yo no tomaba en cuenta sus advertencias de ese tipo, y me encerraba en mi cuarto ensimismado en mis cosas.
A veces no comprendía por qué se comportaba así, yo nunca fui un chico problemático ni me gustaron las malas juntas, tampoco sacaba malas calificaciones en la escuela, me gustaba aprender sobre cualquier cosa incluso la más insignificante, como por ejemplo, colgar un clavo en la pared.
Era demasiado juicioso cuando algo se me metía en la cabeza y siempre tenía en mente de que podía ser el mejor en algo. Mi padre me hacía sentir a veces que había algo malo en mí, porque mostraba una frialdad y no era una persona íntegra con los demás, tampoco tenía el interés de buscar amigos; «¿Era eso? ¿Acaso debía hacer más amigos?», pensaba. Pasó el tiempo y nunca tuve el interés en mejorar eso.
Durante el bachillerato o secundaria, comencé a ser más sociable, pero eso en realidad fue una montaña rusa, pues a veces me gustaba ser sociable y otras veces no; no sé, admito que era demasiado raro para ese entonces.
Un día unos compañeros de clase me invitaron a jugar baloncesto al salir del liceo, yo coloqué una mueca porque nunca había practicado ese deporte en mi vida, ninguno de hecho. Ellos recalcaron que podría irme muy bien, ya que era muy alto; más que el resto de mis compañeros en el salón de clases.
—Vamos, es solo jugar un ratico y ya—. Dijo Henry, quien era uno de mis amigos en aquel entonces, actualmente ya no tenemos casi contacto. Él era el chico más deportista del salón, hacía ejercicios, jugaba futbol, softbol, baloncesto, hasta iba a un gimnasio cerca de la cancha donde practicaba deportes, a sus quince años ostentaba un excelente cuerpo.
Debo confesar que él me gustaba, pero obviamente no se lo dije, en aquel entonces tenía muchos complejos con mi orientación sexual y, además, no quería arruinar la amistad con Henry.
Confieso también que acepté solo porque Henry me insistió varias veces, ya que él me gustaba, ese fue motivo suficiente para animarme.
La primera vez fue bastante incómodo, pues todos empezaron a jugar y yo no sabía qué hacer, pues no me conocía ni las reglas, ni como se ganaba; ni siquiera estaba orientado en que equipo estaba; un completo y penoso desastre.
Otra cosa que me puso incomodo fue ver a los otros chicos, imagínense: un adolescente con las hormonas alborotadas, rodeado de chicos semidesnudos con los torsos sudados, una erección era inevitable y era demasiado incómodo, y disculpen lo gráfico, pero todo esto que me pasaba me hacía desear que la tierra me tragara.
Dejando todo eso a un lado, sentí que el baloncesto no era para mí, y cuando terminamos el partido, quise volver a casa a ver televisión o leyendo mis revistas del National Geographic, los chicos si me criticaron por jugar mal, pero también afirmaron que yo podría ser un excelente defensa, así que me invitaron de nuevo a jugar al día siguiente.
No quería hacerlo en realidad, pero ellos estuvieron tan insistentes, que para el otro día me preparé e hice espacio en mi bolso para meter unos shorts bien cómodos y una franela casual. Después de clases, fuimos hasta la cancha y jugamos como casi una hora más o menos.
Esta vez estaba más orientado, ya conocía los movimientos y mi rol en el juego, aunque a los chicos les gustaba jugar más estilo “caimanera”, que es un modo de juego que se caracteriza por ser muy rudo, donde no se cumplen muchas reglas.
Aunque también debo confesar que jugar así sacaba de mí una personalidad que no sabía que tenía, yo por lo general soy una persona tranquila, pero cuando estoy en ciertas situaciones, me vuelvo otra persona. El baloncesto a la caimanera sacaba mi lado más brusco y competitivo, no me reconocía a mí mismo, ¿y saben qué?, eso me gustaba.
Comencé a tener afinidad por el baloncesto, incluso le pedí a mi padre para que me comprara un balón. Él, sorprendido, me preguntó para qué, y yo obviamente le dije que estaba jugando con unos amigos después de clases. Él se rio a carcajadas como incrédulo; de verdad que no podía creer que yo estuviera practicando algún deporte.
Con el pasar de los meses, empezó a ver que yo estaba más comprometido con el baloncesto, y motivado a eso, me sugirió inscribirme en equipos locales del municipio. No me gustaba mucho la idea, pero al ver su cara de felicidad, decidí hacerlo. Aprendí mucho más a como jugar baloncesto. Participé en varias competencias con diferentes equipos, incluso llegué a participar en regionales, hasta que comencé a estudiar en quinto año y las cosas cambiaron, para ese entonces, las competencias municipales y regionales de baloncesto habían mermado.
Y así como las relaciones amorosas van y vienen, comencé a perder interés por el baloncesto como algo competitivo, ahora solo era un hobby para mí hasta que fui a la universidad, donde definitivamente dejé de practicarlo. Fue una experiencia muy buena, gracias al baloncesto descubrí que soy una persona competitiva, incluso en otras aficiones de mi vida; como la literatura, por ejemplo.
Hoy en día ya no practico baloncesto de ninguna forma, pero a veces me gustaría volver a ese mundo rudo que es capaz de sacar hasta lo peor de mí.
FIN
E N G L I S H
The time I felt an affinity for a sport
When I was a kid I hated sports, I don't think I was sympathetic to any sports activity. My father always tried to encourage me to play baseball, as that has always been his favorite sport.
I avoided his comments at all costs, because for him I was a weird kid who spent his time reading magazines and watching movies, he even went so far as to say threatening comments: "I'm going to take the cable off the TV to see if you'll go out more and make friends," he told me several times. I disregarded his warnings of that kind, and locked myself in my room, engrossed in my own things.
Sometimes I didn't understand why he behaved like that, I was never a problem child nor did I like bad meetings, I didn't get bad grades in school either, I liked to learn about anything even the most insignificant, like hanging a nail on the wall.
I was overly judicious when something got into my head and always had it in my mind that I could be the best at something. My father sometimes made me feel that there was something wrong with me, because I showed a coldness and was not a person of integrity with others, nor was I interested in making friends; "Was that it? Should I make more friends? Time went by and I never had the interest in improving that.
During high school or middle school, I started to be more sociable, but it was really a roller coaster, because sometimes I liked to be sociable and sometimes I didn't; I don't know, I admit I was too weird back then.
One day some classmates invited me to play basketball after high school, I grimaced because I had never played that sport in my life, none in fact. They emphasized that I could do very well, since I was very tall; taller than the rest of my classmates in the classroom.
-Come on, just play for a little while and that's it. Said Henry, who was one of my friends back then, nowadays we have almost no contact anymore. He was the most sporty boy in the classroom, he exercised, played soccer, softball, basketball, he even went to a gym near the field where he practiced sports, at fifteen years old he had an excellent body.
I must confess that I liked him, but obviously I didn't tell him, at that time I had many complexes with my sexual orientation and, besides, I didn't want to ruin my friendship with Henry.
I also confess that I accepted only because Henry insisted me several times, since I liked him, that was reason enough to encourage me.
The first time was quite uncomfortable, because everyone started to play and I didn't know what to do, since I didn't even know the rules, nor how to win; I wasn't even oriented in which team I was in; a complete and painful disaster.
Another thing that made me uncomfortable was seeing the other guys, imagine: a teenager with hormones on rampage, surrounded by half-naked guys with sweaty torsos, an erection was inevitable and it was too uncomfortable, and excuse the graphic, but all this that was happening to me made me wish the earth would swallow me up.
All that aside, I felt that basketball was not for me, and when we finished the game, I wanted to go home to watch TV or read my National Geographic magazines, the guys did criticize me for playing poorly, but they also stated that I could be an excellent defender, so they invited me back to play the next day.
I didn't really want to do it, but they were so insistent, that by the next day I got ready and made room in my bag for some comfortable shorts and a casual flannel. After class, we went to the court and played for about an hour or so.
This time I was more oriented, I already knew the moves and my role in the game, although the boys liked to play more "caimanera" style, which is a way of playing that is characterized by being very rough, where not many rules are followed.
Although I must also confess that playing that way brought out of me a personality that I didn't know I had, I'm usually a calm person, but when I'm in certain situations, I become another person. The cayman basketball brought out my rough and competitive side, I didn't recognize myself, and you know what, I liked that.
I began to have an affinity for basketball, I even asked my father to buy me a ball. He, surprised, asked me what for, and I obviously told him I was playing with some friends after school. He laughed out loud in disbelief; he really couldn't believe that I was playing sports.
As the months went by, he began to see that I was more committed to basketball, and motivated by that, he suggested that I sign up for local teams in the municipality. I didn't like the idea very much, but when I saw his happy face, I decided to do it. I learned a lot more about how to play basketball. I participated in several competitions with different teams, I even got to participate in regionals, until I started studying in fifth grade and things changed, by that time, the municipal and regional basketball competitions had diminished.
And just as love relationships come and go, I began to lose interest in basketball as something competitive, now it was just a hobby for me until I went to college, where I definitely stopped practicing it. It was a very good experience, thanks to basketball I discovered that I am a competitive person, even in other hobbies in my life; like literature, for example.
Nowadays I no longer practice basketball in any way, but sometimes I would like to return to that tough world that is capable of bringing out the worst in me.
THE END
Nota del Autor
Hola amigos de la comunidad, hoy quiero narrarles una historia personal de como hace mucho tiempo practiqué un deporte; y bastante, siendo esta una historia de ‘No Ficción’, para quien no lo sepa, la No Ficción es básicamente un género literario, que consiste en narrar historias basadas en hechos reales articuladas de la manera más verídica posible. Espero que disfruten de esta experiencia personal y les saque también algunas risas.
Author's Note
Hello friends of the community, today I want to tell you a personal story of how a long time ago I practiced a sport; and quite a lot, this being a story of 'Non Fiction', for those who do not know, Non Fiction is basically a literary genre, which consists of narrating stories based on real events articulated in the most truthful way possible. I hope you enjoy this personal experience and get a few laughs out of it as well.
Escrito por @universoperdido. 7 de noviembre del 2022
Written by @universoperdido. November 7, 2022
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