El martes 17 de septiembre, todo comenzó temprano, más emocionados que nunca. Nosotros, un grupo de amigos y yo que también son testigos , habíamos planeado algo genial. No era un día común de predicación o de ir al salón o de jugar dominó ; era el día para disfrutar muchísimo Alquilamos un metrobús para que la experiencia empezara desde que nos subiéramos todos juntos me gustó mucho porque de ida colocamos música y cantamos todo el camino hasta llegar a la piscina.
Llegamos a la piscina de la Guardia Nacional del Paraíso alrededor de las 9 de la mañana. El día estaba despejado, el sol ya nos aseguraba nuestro día de diversión . Desde que pusimos un pie dentro, sabíamos que iba a ser un día épico.
Lo primero que hicimos, fue organizar un torneo de fútbol americano dentro del agua. Todos participamos, lanzando el balón de un lado a otro de la piscina, intentando anotar puntos mientras nos salpicábamos sin parar. Las risas se escuchaban por todo el lugar,
Después del fútbol americano, no hubo tiempo de descanso, era el turno del voleibol., . El agua chocaba con nuestros cuerpos a cada salto y cada vez que intentábamos golpear el balón. Estábamos todos compitiendo, pero más que nada, estábamos disfrutando cada segundo juntos.
Pasamos prácticamente todo el día en el agua. Compartimos comida, historias, risas y planificamos otros encuentros . Fue un día para recordar, donde nos olvidamos de las preocupaciones, y de todo que nos quita la alegría apesar de que en estos momentos no tengo tantas ganas de salir o de divertirme tengo una excelente familia espiritual que me ayuda a sentirme mejor cada vez claro el dolor no se va pero gracias a su compañia me ayuda a sobrellevar todo . Cuando estábamos allí, juntos, viviendo el momento. A las 5 de la tarde, cansados pero felices, volvimos a subir al metrobús que nos trajo. Cada uno de nosotros llevaba consigo no solo el cansancio típico después de un largo día de juegos y sol, sino también la certeza de que había sido un día distinto y especial, que siempre podemos recordar de verdad puede disfrutar ese día pude distraerme y olvidarme por un momento de todo lo que nos agobia asi que gracias a Jehová nuestra salida estubo muy buena
On Tuesday, September 17th, everything started early, more excited than ever. We, a group of friends and I who are also witnesses, had planned something great. It was not a common day of preaching or going to the hall or playing dominoes; it was the day to enjoy a lot. We rented a metrobus so that the experience began as soon as we all got on together. I liked it a lot because on the way there we played music and sang all the way to the pool.
We arrived at the pool of the National Guard of Paradise around 9 in the morning. The day was clear, the sun already assured us our day of fun. From the moment we set foot inside, we knew it was going to be an epic day.
The first thing we did was organize an American football tournament in the water. We all participated, throwing the ball from one side of the pool to the other, trying to score points while we splashed each other non-stop. Laughter could be heard all over the place.
After football, there was no time to rest, it was time for volleyball. The water crashed against our bodies with every jump and every time we tried to hit the ball. We were all competing, but more than anything, we were enjoying every second together.
We spent practically the whole day in the water. We shared food, stories, laughter and planned other meetings. It was a day to remember, where we forgot about worries and everything that takes away our joy. Even though right now I don't feel like going out or having fun, I have an excellent spiritual family that helps me feel better every time. Of course, the pain doesn't go away, but thanks to their company, it helps me cope with everything. When we were there, together, living the moment. At 5 in the afternoon, tired but happy, we got back on the metrobus that brought us. Each of us carried with us not only the typical tiredness after a long day of games and sun, but also the certainty that it had been a different and special day, that we can always remember that we could really enjoy that day, I was able to distract myself and forget for a moment about everything that weighs us down, so thanks to Jehovah our outing was very good.