Saludos. Para esta semana los amigos de @humanitas nos invitan a reflexionar sobre un tema crucial: la pregunta por el sentido de la vida. Les comento…
Quizá las preguntas más difíciles de responder sean aquellas relacionadas con nuestra propia existencia: ¿para qué estamos en el mundo…? ¿Qué sentido puede tener nuestra existencia…? ¿Por qué vale la pena vivir…? Son preguntas que no todos se hacen, ya que no es costumbre reflexionar sobre esos temas. Para la mayoría la vida se vive y listo, no hay que estarse preguntando cosas complicadas.
Nuestro propio origen crea una gran dificultad para responder la pregunta por el sentido de la existencia. Ninguno de nosotros pidió que lo trajeran al mundo, no llegamos por propia voluntad. Distinto es, por ejemplo, cuando nos trasladamos al centro de la ciudad, en ese momento decidimos ir por algún motivo, bien sea recreativo, comercial o de cualquier tipo. Nosotros somos los que decidimos y por lo tanto tenemos claro para qué vamos…
Pero en relación a la existencia nuestra voluntad no cuenta. Llegamos al mundo por una ocurrencia de nuestros padres. A ellos un buen día les pareció conveniente tener hijos y nos hicieron.
Entonces, una vez que estamos aquí… ¿qué hacemos con nuestra vida… en qué la vamos a emplear…? La respuesta será distinta para cada quién, y llegará o no en diferentes momentos de la vida.
Durante mi adolescencia tuve cierta tendencia hacia la melancolía. Me recuerdo muchas veces tendido en la cama boca arriba, mirando al techo con un gran vacío en el estómago. Sé que en ese momento no me preguntaba por el sentido de la vida, mi entendimiento no penetraba en profundidades como esas. Pero de algún modo intuía que estaba desorientado; no sabía muy bien ni a qué dedicarme, ni qué hacer. Me costaba dar con algo que realmente me satisficiera plenamente.
Cuando nació mi primer hijo fue cuando por fin logré hacer click. En ese momento me sentí transformado en otra persona, como si hubiese madurado de repente, y comenzaron a aclararse todas mis dudas. De lo primero que me di cuenta fue que de ahí en adelante uno de mis grandes propósitos sería echar adelante a mi familia. Ese sería mi gran proyecto, al que me entregaría con pasión y convicción.
Ese momento cumbre coincidió con el inicio de mi trabajo como profesor, primero de bachillerado y luego de la Universidad. Paralela a la madurez que me había llegado con la paternidad, también me llegó la convicción de que yo había nacido para orientar a los otros, para contribuir a mostrarles un camino. Se fue definiendo en mí una clara vocación hacia el servicio, hacia el acompañamiento. Descubrí que en la educación estaba otro de los grandes propósitos de mi vida.
Con esas dos cosas claras estaba mucho más preparado para enfrentar las crisis cotidianas que se nos presentan a todos los humanos. Dilemas relacionados con el amor, accidentado y no correspondido. Con las creencias religiosas o espirituales, e incluso las que tienen que ver con la valoración como ser humano que hace de sí mismo cada uno de nosotros, lo que algunos llaman la estima personal.
Hay quienes dicen que vivimos en tiempos de extravío y banalidad. La base para llegar a esas conclusiones es que las personas nunca llegan a plantearse lo que los pensadores llamamos: “preguntas profundas”, como las que nos proponen cada semana los amigos de @humanitas.
Si tomáramos como muestra la cantidad de publicaciones que se dejan en estas iniciativas, pudiéramos confirmar la conclusión del párrafo anterior. La gente prefiere ocupar su tiempo en otras cosas distintas a pensar sobre estos temas, lo que por cierto es completamente legítimo.
Creo que en todos los tiempos han sido muy pocos los que se han hecho las preguntas por el sentido de la vida. En ese aspecto no habría nada distinto a nuestra época.
Lo que sí puede marcar una gran diferencia entre nuestro tiempo y otras épocas es la tendencia a centrar la existencia en las cosas materiales. Son muchas las personas que asocian, por ejemplo, felicidad con posesión de bienes. Son muchos los que piensan que el ser humano solo es un saco de huesos, vísceras, tendones y músculos, y que no hay en él nada espiritual.
Uno de los grandes males de nuestro tiempo son los trastornos mentales, principalmente los relacionados con la ansiedad y la depresión. No es casual que el tiempo donde la gente está menos interesada en preguntarse por el sentido de la existencia coincida con la epidemia de los trastornos mentales mencionados. ¿Cómo puede alguien sentirse bien si no tiene la menor idea de para qué está en el mundo…? ¿Cómo puede alguien estar en paz si no tiene algún propósito que lo motive…?
Estoy convencido que para lograr una vida plena debemos avanzar primero en saber cuál es el propósito de nuestras existencias…
Gracias por tu tiempo.
Greetings. For this week the friends of @humanitas invite us to reflect on a crucial topic: the question of the meaning of life. Let me tell you...
Perhaps the most difficult questions to answer are those related to our own existence: why are we in the world...? What meaning can our existence have...? Why is life worth living...? These are questions that not everyone asks themselves, since it is not customary to reflect on these issues. For most people, life is just a matter of living and that's all, there is no need to ask complicated questions.
Our own origin creates a great difficulty to answer the question about the meaning of existence. None of us asked to be brought into the world, we did not come into the world of our own free will. It is different, for example, when we move to the center of the city, at that moment we decide to go for some reason, be it recreational, commercial or of any kind. We are the ones who decide and therefore we are clear about what we are going for...
But in relation to existence our will does not count. We came into the world by an occurrence of our parents. To them one fine day it seemed convenient to have children and they made us.
Then, once we are here... what do we do with our life... what are we going to use it for...? The answer will be different for each one of us, and it will come or not at different times of life.
During my adolescence I had a certain tendency towards melancholy. I remember many times lying on my back in bed, staring at the ceiling with a great emptiness in my stomach. I know that at that time I didn't wonder about the meaning of life, my understanding didn't penetrate into depths like that. But somehow I sensed that I was disoriented; I didn't really know what to do or what to devote myself to. It was hard for me to find something that really satisfied me fully.
It was when my first child was born that I finally clicked. At that moment I felt transformed into another person, as if I had suddenly matured, and all my doubts began to clear up. The first thing I realized was that from then on one of my great purposes would be to raise my family. That would be my great project, to which I would devote myself with passion and conviction.
That peak moment coincided with the beginning of my work as a teacher, first in high school and then at the University. Parallel to the maturity that had come to me with fatherhood, the conviction also came to me that I had been born to guide others, to contribute to show them a way. A clear vocation towards service, towards accompaniment, began to define itself in me. I discovered that education was another of the great purposes of my life.
With those two things clear, I was much more prepared to face the daily crises that all human beings face. Dilemmas related to love, accidental and unrequited. With religious or spiritual beliefs, and even those that have to do with the valuation each of us makes of ourselves as human beings, what some call personal esteem.
There are those who say that we are living in times of misguidance and banality. The basis for reaching these conclusions is that people never ask themselves what we thinkers call "deep questions", such as those proposed to us every week by the friends of @humanitas.
If we were to take as a sample the number of publications left in these initiatives, we could confirm the conclusion of the previous paragraph. People prefer to occupy their time in other things than thinking about these issues, which by the way is completely legitimate.
I believe that in all times there have been very few people who have asked themselves questions about the meaning of life. In that aspect there would be nothing different from our time.
What can mark a great difference between our time and other times is the tendency to focus our existence on material things. There are many people who associate, for example, happiness with the possession of goods. There are many who think that the human being is only a bag of bones, viscera, tendons and muscles, and that there is nothing spiritual in him.
One of the great evils of our time are mental disorders, mainly those related to anxiety and depression. It is no coincidence that the time when people are less interested in asking themselves about the meaning of existence coincides with the epidemic of the aforementioned mental disorders. How can anyone feel good if they have no idea what they are in the world for...? How can anyone be at peace if they have no purpose to motivate them...?
I am convinced that in order to achieve a fulfilling life we must first advance in knowing what is the purpose of our existences....
Thank you for your time.
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