¿Y si los cuentos fueran reales?

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¿Te acuerdas de cuando eras pequeño y creías firmemente en la existencia de seres mágicos? En mi caso, Santa Claus era mi héroe navideño y el Ratón Pérez, mi dentista personal. Pero ¿y si te dijera que esos cuentos no eran sólo fantasías? ¡Qué tal si la magia existe de verdad, pero solo los niños pueden verla!

Mi hijo de 4 años me ha recordado lo maravillosa que es la mente de un niño el todo el dia me dice: " mami mira waooo". Es como un universo infinito donde todo es posible. Un simple juguete puede convertirse en un compañero de aventuras, y una mancha en la pared, en un monstruo aterrador. Esa capacidad de imaginar es lo que nos hace especiales.

Me acuerdo con mucho cariño de mi infancia, especialmente de esas tardes en las que mi papá alquilaba una cinta de VHS (¡Aquí voy yo a tirar la cédula al piso como toda una rebelde jaja!) para ver alguna película de Disney. Los cuentos de hadas y las leyendas me enseñaron valores como la amistad, el amor y la valentía. Me ayudaron a enfrentar mis miedos y a soñar en grande. Pero más allá de eso, ¿qué pasaría si estos cuentos fueran una especie de mapa para descubrir un mundo oculto? Un mundo donde valoramos las cosas simples y entendemos que hay más allá de lo que vemos en una pantalla.

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¿Has notado cómo a veces la vida nos sorprende con momentos mágicos? Una puesta de sol espectacular, una coincidencia increíble o un encuentro inesperado pueden hacernos sentir como en un cuento de hadas. Es como si, por un instante, el mundo se detuviera y nos permitiera apreciar la belleza de lo cotidiano.

A medida que crecemos, tendemos a perder esa capacidad de maravillarnos con las cosas simples. Nos volvemos más realistas y menos crédulos. Pero, ¿y si estuviéramos equivocados? ¿Y si la magia siempre estuviera ahí, esperándonos para volver a descubrirla?

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Soñar es fundamental para nuestra felicidad. Cuando soñamos, nos desconectamos de la rutina y exploramos nuevas posibilidades. Los niños son expertos en soñar, y nosotros, los adultos, deberíamos aprender de ellos. Tristemente los adultos a la primera señal negativa nos damos por vencidos, y deberíamos llenarnos de coraje como los personajes de nuestras películas favoritas.

No necesitamos esperar a que la magia caiga del cielo. Podemos crearla nosotros mismos. Un acto de bondad, una palabra amable o un pequeño gesto pueden hacer que alguien se sienta especial y mágico.

La literatura y el cine nos ofrecen un sinfín de historias mágicas que nos transportan a otros mundos. ¿Quién no ha soñado con volar como Harry Potter o navegar por el mar con los piratas del Caribe?

Yo, a pesar de haber crecido, he querido conservar esa magia que habita en la maravilla de lo sencillo. Hoy en día disfruto de series más adultas, como "Los Bridgerton". Al principio me pareció muy rosa, pero luego me di cuenta de que había mucho más detrás de esos bailes y vestidos. Me identifiqué mucho con la reina Charlotte y aprendí que no podemos juzgar a las personas sin conocer su historia.

Así funciona la magia en las películas y en la mente de los niños: nos muestra que hay más de lo que parece y nos invita a ser más empáticos.

La naturaleza es otra fuente inagotable de magia. Un bosque frondoso, un mar embravecido o un cielo estrellado pueden hacernos sentir pequeños y conectados con algo más grande que nosotros.

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Así que, la próxima vez que te sientas abrumado por la rutina, recuerda que la magia está a tu alcance. Solo tienes que abrir tu mente y dejar que tu imaginación vuele. Recuerda que crecimos y lo importante no es ser "Felices por siempre " lo importante es ser feliz AHORA ✨️

¡SUEÑA DESPIERTO NO LO OLVIDES!

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