Huellas: Reflexiones desde el banco de la iglesia.

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Ayer fui a la iglesia y me sentí rara. Era como si algo faltara. Sí, sé que suena cursi, pero es que el ambiente era distinto. Igual de bonito y lleno de amor, pero... distinto.

Al principio no supe cómo explicarlo. Después caí en la cuenta: ¡había vacíos! Y no hablo de los bancos vacíos, sino de la ausencia de ciertas personas. Esas personas que han sido como mi segunda familia en la iglesia y que como proceso normal de la vida se han ido del país, están ocupados por el ritmo de su vida o han despedido de este plano terrenal.

Ayer me puse a pensar en todo lo que hemos hecho juntos. En cada actividad, en cada reunión, en cada proyecto. Y empecé a valorar mucho más las pequeñas cosas que tienen amor impreso en cada piencelada, costura, arreglo, etc.

Lo que me hizo reflexionar esto fue ver un roquete, esos que usan los monaguillos.

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Esos los hizo la sra. Mireya. ¿Quién es ella? Pues la abuela de mi mejor amigo. Una costurera excelente que por amor los hizo con tanta dedicación y entrega. Que sin lugar a duda más allá del resultado lo más bello fue su disposición. ( Y ojo quedaron preciosos)

Ahora cada vez que un niño se lo ponga será una pequeña huella de su amor y cariño que le ponía a su trabajo y a la iglesia. ¿Se imaginan el tiempo y la paciencia que se necesita para hacer esas cosas? Y así me puse a pensar en otras cosas en ese legado que ignoramos pero construímos día a día.

Tenemos a Dios, tenemos a nuestra familia, tenemos a nuestros amigos, tenemos a nuestra iglesia. Tenemos la oportunidad de hacer cosas buenas y de dejar un mundo mejor.

Así que hoy quiero hacer un llamado a la reflexión. A valorar más lo que tenemos. A agradecer a las personas que están a nuestro lado. A dejar de lado las quejas y a enfocarnos en lo positivo.

Porque la vida es muy corta para perder el tiempo en cosas que no importan. Y porque al final, lo único que nos llevamos es lo que hemos dado.

Puede que algún día esa persona que amas haga por ultima vez eso que tanto te gusta por ti. Valora ese amor que se imprime en trabajo, en tiempo en dedicación hacía ti✨️

A pesar de la nostalgia y la sensación de vacío, también hay espacio para la esperanza. Cada nuevo rostro que vemos en la iglesia es una oportunidad para crear nuevos recuerdos, nuevas historias y un nuevo futuro. Los jóvenes que hoy ocupan los bancos donde antes estaban otro.

Esa es la promesa de que la fe sigue viva y que la comunidad sigue creciendo. Es nuestro deber acompañarlos en este camino, compartiendo nuestras experiencias y transmitiendo los valores que hemos aprendido. Dejando nuestra huella♥️

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¿Qué podemos hacer para mantener viva la llama de la fe y fortalecer los lazos de nuestra comunidad, familia es decir en cualquierentorno? Podemos empezar por valorar más lo que tenemos, por agradecer a quienes nos rodean y ser más activos en nuestro hogar, iglesia, trabajo, etc. Podemos ofrecer nuestro tiempo, nuestros talentos y nuestros recursos para servir a los demás. Podemos convertirnos en los constructores de un futuro mejor, donde la fe y el amor sean los pilares fundamentales.

Así terminó mi día ayer, viendo desde otro ángulo la iglesia, valorando lo pequeño gigante de las huellas de quienes transitan por ella y por mi vida.

Y hoy te pregunto ¿Alguna vez te has puesto a pensar en la huella que dejas en los demás?

La vida es un ratito, deja lo mejor de ti.

Bye.

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