De tantas personalidades en el mundo moderno de la realeza, difícilmente se equiparen con lo que Isabel II significó para los británicos, y para el mundo aunque en aspectos que quizá sean diferentes.
Una nación llora a quien por 70 años estuvo al frente de un país, que si bien se fue adaptando a tiempos donde la colonización no era su fuerte, pero el amor por su regente era tal, que la despiden hoy con gran tristeza.
Demasiada historia junta para una sola persona, que desde que partió marcó un antes y un después en la historia de un país, que tendrá cambios inevitables, porque as´´i lo exige el entorno.
Para muchos era eterna, y de algún modo lo será, lo que si es seguro es que su legado no se igualará tan fácil, y quizá nadie lo haga, porque en estos asuntos, ella tenía una magia que hipnotizó a un reino, que clamará su nombre por mucho tiempo.
La rueda sigue girando, y el tiempo sigue avanzando, lágrimas por aquí, y lágrimas por allá, pero el orden debe seguir establecido, por cuestiones de orgullo y reputación, habrá que hacer como si nada hubiera pasado, aunque eso signifique el inminente fin de una era en todos los sentidos.
Ya las monedas habrá que cambiarlas, y con ella ya los billetes, y todo un sin fin de historias que quedarán en eso, en simples historias. Ahora más que nunca el Reino deberá mantenerse más Unido, porque no hay tiempo para doblegarse, a menos que sea inevitable.
Y si, la corona lloró.
Of all the personalities in the modern world of royalty, they are hardly on a par with what Elizabeth II meant to the British, and the world, though in ways that are perhaps different.
A nation mourns the one who for 70 years was at the head of a country that adapted to a time when colonization was not its forte, but the love for its regent was such that she is being bidden farewell today with great sadness.
Too much history for one person, who since her departure marked a before and after in the history of a country, which will inevitably change because that is what the environment demands.
For many she was eternal, and in a way she will be, what is certain is that her legacy will not be matched so easily, and perhaps no one will, because, in these matters, she had magic that mesmerized a kingdom, that will cry out her name for a long time to come.
The wheel keeps turning, and time marches on, tears here, and tears there, but the order must remain established, for matters of pride and reputation, it will be necessary to pretend nothing has happened, even if it means the imminent end of an era in every sense.
The coins will have to be changed and with them, the bills, and a whole host of stories will remain just that, mere stories. Now more than ever the Kingdom will have to stand more United, because there is no time to bend unless it is inevitable.
And yes, the crown cried.
