Entrada al Concurso de minicuentos de Literatos/En una noche oscura

Saludos amigos de Hive. Con este relato quiero unirme al homenaje que hace la comunidad Literatos al escritor Don Miguel de Cervantes

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Las calles de la ciudad están a oscuras. Se ha producido un apagón a la hora de salida del trabajo y esto es peligroso, los delincuentes están preparados para aprovecharse de la situación.

Un grupo de cinco personas caminan por la avenida por donde los carros iluminan las calles con sus faros, esperan llegar lo más rápido posible a la seguridad de sus hogares. Dos hombres en motos los acechan, van sin que ellos lo noten para emboscarlos y robarlos.

Pero estos malhechores no se han percatado que dos figuras, dos hombres también los siguen. Uno es alto y delgado, con una barba terminada en punta, en su cabeza lleva un sombrero y una armadura cubre su cuerpo. Monta un caballo tan delgado como él. A su lado va otro hombre de baja estatura, también con sombrero y montando un burro de suave pelaje gris.

—Mira Sancho, esos hombres que van en esos caballos de acero, son enemigos peligrosos, debemos proteger al pueblo que indefenso camina por las calles.

—Sí, señor, pero hay que tener cuidado.

—¡Vamos Rocinante adelante contra ellos!. El caballo relincha y hace un esfuerzo por seguir el impulso que le da su jinete.

—Espere, señor, esos jinetes son peligrosos.

—No se puede esperar Sancho cuando se trata de ayudar al indefenso. Ataquemos de una vez, —y con la lanza en mano arremete contra los motorizados.

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Los motorizados son tomados por sorpresa, en la oscuridad solo pueden ver que algo los golpea y pierden el equilibrio de sus motos y caen al suelo.

Se escuchan las sirenas de un auto de la policía que se acerca al lugar. Se bajan y detienen a los motorizados que están en el suelo.

Un policía se acerca a Don Quijote y a Sancho Panza.

—Ustedes dos no pueden andar por las calles agrediendo a otras personas.

Don Quijote poco a poco se baja de Rocinante para hacer frente a estos guardias de palacio.

Las cinco personas que venían caminando se han acercado.

Una joven de negros pantalones ajustados, con el rostro llenos de piercings y los brazos con flores tatuadas, le reclama con furia a los agentes del orden.

—Ellos nos ayudaron, déjenlos tranquilos. A los que tienen que llevarse presos son a estos dos.

Don Quijote ve a la hermosa chica de larga cabellera negra y su corazón queda prendado.

—Doña Dulcinea, bella y dulce doncella, estoy a tus órdenes. Me convertiré en tu noble caballero.

—Sancho se acerca a Don Quijote y le dice en voz baja.

—Señor, esta confundido ella no es Dulcinea y además esa doncella ya tiene un noble caballero a su lado y es mucho más joven y guapo que usted.

—¡Que dices Sancho! Yo voy a conquistar a Dulcinea y le declararé mi amor incondicional. No me voy a rendir.

Los policías dejan ir a Don Quijote y a Sancho Panza. En ese momento se restablece el servicio eléctrico.

Los dos personajes se alejan lentamente. Don Quijote sueña en Dulcinea y Sancho Panza en seguir a su amigo en todas las aventuras que se le presenten.

—Vamos a descansar, fiel amigo, hoy fuimos valientes caballeros, mañana será otro día.

Dos ancianos entran al asilo para personas sin hogar. Allí los están esperando. Como ocurre cada día, ellos se escapan y salen a la ciudad, pero al caer la noche regresan a su sueño eterno.

Muchas gracias por leer

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