Entrada al Concurso de microrrelatos de Literatos | El hombre que escribía de sí mismo

Nunca pensó que estaba en una historia o que era el protagonista de una. Siempre había leído las frases clichés como “Sé el protagonista de tu propia historia” o “Tú escribes tu propia historia”. Sin embargo, ahora se sentía abrumado porque no es que estuviera escribiendo o viviendo su propia historia, es que otra persona estaba jugando con su propia vida como si él fuera un objeto más.

Al principio no se dio cuenta de la manipulación, tal como se lo contó a su psicólogo. Con el tiempo se dio cuenta de que había hecho cambios en su vida, pequeños cambios que no los había notado.

Un día, por ejemplo, fue a caminar por su ruta de siempre. De pronto estaba en una terminal de autobús pidiendo un pasaje hacia las cumbres altas. La situación le pareció extraña y se preguntó por qué había tomado esa decisión.

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Al principio le pareció una decisión inconsciente, pues tenía deseos de irse a un lugar recóndito para despejar su mente y ver otros paisajes. Así se lo había expresado su terapeuta y así lo creyó él.

Por un tiempo se sumergió en esa rutina, en esos pequeños cambios que lo hicieron distinto. Un día se le dio por empezar a escribir su día a día para detectar cuáles cambios había hecho y cuáles hábitos mantenía. Así que tomó su cuaderno y comenzó a escribir:

«Nunca pensó que estaba en una historia, o que era el protagonista de una. Siempre había leído las frases clichés como “Sé el protagonista de tu propia historia” o “Tú escribes tu propia historia”. Sin embargo, ahora se sentía abrumado…»

Se detuvo. Eso ya lo había leído. Sabía que estaba escrito en algún lado. Buscó en su biblioteca. Encontró el libro en cuestión y leyó las mismas palabras que había escrito. Se sumergió en su lectura y perdió la noción del tiempo. Su asombro fue mayor cuando en el libro describía justo lo que estaba haciendo.

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«Después de escribir aquellas palabras, buscó intensamente en su biblioteca personal el libro que las contenía, y se sumergió en su lectura cuando perdió la noción del tiempo. Su asombro fue mayor cuando se dio cuenta de que aquella historia, que es esta misma, no es otra que su propia vida. Él soltó el libro y se desmayó. Se sumergió en una profunda niebla con tantas preguntas que no acertó a escuchar la voz que lo llamaba para que despertase. No podía creer lo que estaba viendo, pues al alzar la mirada, se encontró con él mismo, envuelto en la profunda niebla que brotaba de su corazón».

Saludos. Esta es mi participación en homenaje a Miguel de Unamuno. Espero sea de su agrado este microrrelato intento de nivola creada por el maestro.

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