Entrada al Concurso de minicuentos de Literatos | La libertad prometida

Jorge decidió emprender un viaje hacia la gran manzana; en busca de la promesa de libertad, tantas veces vendida como la única opción y solución a sus problemas financieros.

Decidido, se armó de las herramientas que tenía a mano para emprender tan difícil viaje, con pedazos de madera y restos de cajas viejas, improvisó un bote que le serviría para la larga travesía.

Ya entrada la noche se despidió de su familia, dijo una mentira para no levantar sospechas, con el alma entristecida de quien lo ha perdido todo, salió de su casa, dejando su niño de 2 años en la cuna y su esposa parada en el portal, que lo mira con rostro de tristeza.

Cuídate Jorge, ya es muy tarde y el mar es peligroso, no me gusta que salgas a estas horas, dijo su esposa y le dejo un beso en la mejilla como sello de su profundo amor y dedicación.

Jorge con los ojos cerrados solo besó a su esposa y como alma en pena partió de su hogar sin mirar atrás, quizás esa era la última vez que volvería a ver a su familia, pero ya estaba decidido y salió rumbo al pequeño atracadero donde estaba su bote.

El pescador conocía del mar y sus secretos, pero sabía que su suerte dependía de la fuerza de la naturaleza, el parte del tiempo pronosticaba un gran oleaje para los próximos días, debía llegar a su destino antes de que todo empeorara.

Puso su bote rumbo al norte y emprendió el viaje fijando el rumbo, un viento débil y poco oleaje le acompañaron hasta estar bien adentrado en el mar.

Comprobaba a cada rato su rumbo, miraba la brújula y confirmaba su posición por las estrellas, así paso 2 días en su pequeño bote, pero el agua comenzó a hacer estragos en la embarcación, ya no iba tan rápido y el tiempo pronosticado comenzó a llegar, el cansancio empezaba a mellar sus fuerzas.

El oleaje fuerte balancea el pequeño bote de un lado a otro, el marinero se aferra a su embarcación y usa todo su ingenio para mantenerse en pie, se avecina una tormenta, sabe que queda poco para sellar su destino.

El agua continúa entrando y las olas crecen, solo piensa en su pequeño hijo y su esposa en casa, mira una foto que trae consigo, la que el oleaje y viento le arrebatan.

La fuerte tormenta hace que el hombre pierda la esperanza, la embarcación se da vueltas, siente como se hunde, pero trata de nadar a la superficie arrastrada por las fuertes olas, ya casi no tiene fuerzas y ve a lo lejos la luz, Jorge piensa: La luz al final del túnel, mi suerte está echada, pero hoy Jorge no va a morir, el buque guardacostas cubano lo rescata de lo que hubiera sido su muerte.

Jorge regresa a casa, con su esposa y su hijo, los abraza y no para de llorar como quien ha vuelto a nacer.

Todas las imágenes fueron creadas para esta publicación con Inteligencia artificial. Bot arty#9245.

H2
H3
H4
3 columns
2 columns
1 column
14 Comments
Ecency