[ESP] El lamento del errante // relato


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El lamento del errante

Cuando veo a mi madre allí de pie, experimento una mezcla de emociones. Por un lado, siento un profundo afecto y nostalgia por ella. Y por otro recuerdo lo complicada que era nuestra relación, una dualidad entre amor y dificultad.

Cada vez que vuelvo aquí, siento lo mismo: esperanza y desesperación. Y me pregunto: ¿será este el momento en que alguien me encuentre, será este el día en que por fin pueda marcharme?

Aún recuerdo, un joven temerario, ansioso por explorar los confines de la tierra. Mi barco se elevaba por encima de las crestas de las olas, desafiando al océano con arrogancia. Pero una implacable tormenta nos sorprendió, y las olas nos engulleron sin piedad. El agua helada llenó mis pulmones, y mi último pensamiento fue para mi madre, que me esperaba en tierra firme.

Me desperté en la oscuridad, flotando entre otros individuos y los restos del barco. Mi cuerpo estaba intacto, pero mi alma estaba atrapada en un limbo eterno. Desde entonces, he vagado, regresando en cada aniversario al lugar donde se desvaneció mi vida, y al atardecer, antes de que muera la noche, vuelvo a aquella playa donde vi a mi madre por última vez, con la promesa de encontrarnos cerca del solitario faro que se alza en la orilla y cuya luz parpadeante es ahora un eco de mi propia agonía.



He visto a los vivos caminar por la playa, sus risas y conversaciones flotan hacia mí como susurros lejanos. Pero no pueden verme. Soy un espectro, un recuerdo atrapado entre las olas y la arena. A veces, me siento junto al fuego de una hoguera improvisada, escucho sus historias y deseo que alguien mencione mi nombre.

El tiempo se me desdibuja. No sé cuántos años han pasado desde mi muerte. Pero cada vez que llega este día y el sol aparece en el horizonte, siento una urgencia inexplicable por volver al mar. Y luego esperar aquí, junto al farol.

Pero ¿qué espero? No lo sé con certeza. Tal vez que sea la red de un pescador que atrape lo que queda de mis huesos, o ver que un niño curioso encuentre mis restos entre las rocas. Aunque también temo lo que vendrá después: ¿habrá otra vida o simplemente me hundiré en la oscuridad, sin conciencia ni memoria?



Así que aquí estoy, viendo cómo las olas chocan contra la orilla una vez más. La luz del faro parpadea, y yo parpadeo con él. Mi título para esta historia quizá sería el eco de mi lamento, puede que sea tópico, pero es mi verdad.

Sí, atrapado entre dos mundos, con esta extraña mezcla de melancolía y anhelo al ver a los vivos. Observándolos como un espectro solitario, recordando la vida que dejé atrás con esta carga pesada que llevo. Es una dualidad dolorosa: la expectativa de ser descubierto y la tristeza de mi existencia errante.

Y así, espero. Espero que alguien me libere de esta prisión de agua salada. Mientras tanto, seguiré vagando por el mundo, y regresando al mar, como un fantasma solitario en busca de redención. Aunque me duela ver cómo mi madre se va marchitando con los años en una cruel espera por mí.




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