!LLANURA QUE ME HAS PARIDO¡

En la gran hacienda de Don Olegario se escucha una angustiada voz:

  • Patrón, patrón, ya mi mujer tiene los dolores de parto y no se que hacer, ayúdeme patroncito, ya que soy nuevo en esto de tener cría.

El bondadoso Don Olegario riendo de gusto por la palabra empleada por su fiel capataz Romualdo para referirse a su hijo que venía en camino le dice:

  • No te alarmes Romualdo, ya me adelanté y le dije a mi médico de cabecera que atienda a Tomasa como si fuera mi esposa.

  • Gracias mi patroncito, que la Virgencita Santa me lo proteja y me lo cuide siempre por ser tan bueno.

  • Anda Romualdo y tómate varios días libres para que estés con tu mujer y tu hijo.

Otro grito se escucha en la sala del gran rancho y era su fiel asistente Justiniano:

  • Patrón, Patroncito, los péones quieren invitarlo al gran sarao llanero que tienen esta tarde para celebrar que Ud les aumentó el salario y fíjese que invitaron a la Negra Concepción que canta como los mismitos ángeles en eso de cantar un joropo levanta tierra; bueno y los muchachos quieren que Ud se apersone allá e improvise esas sabrosas coplas que Ud se sabe.

  • Bueno Justiniano, dile a los muchachos que vayan preparando el cuatro, el arpa y las maracas que lo que soy yo esta tarde si le gano a mi compadre Eleuterio con el corrío: Hasta el diablo pegó la carrera.

  • Verdad que si patroncito, se lo escuché en una de las vaquerías de esta semana y con esas coplas Ud le gana no solo a Eleuterio si no al mismo pata e cabra si se le presenta.

  • Ah, Justiniano, y otra cosa, dile a todos los muchachos que maten la res mas gorda del corral y que la bebida espirituosa corre también por cuenta mía.

  • Muchas gracias, Patroncito, y no vaya a faltar; vaya a creer Eleuterio que le tiene miedo en eso de la cantada.

  • No te preocupes hombre, que ese compadre mío que le dicen el tigre de la copla, lo que es hoy queda sin dientes.

  • Así se habla Patrón y yo ya aposté unos reales a que Ud le gana a Eleuterio que se va a ir esta noche para su rancho con el rabo entre las patas de la paliza que Ud le va a dar.

Y así, empezó la tarde y la celebración para aquellos llaneros venezolanos, gente recia, noble y muy trabajadora; hombres echaos para adelante que no le tienen miedo ni a una tigra mariposa y que en el arte de improvisar coplas nadie les quita lo bailao y así pasaron la tarde entre música y corríos y al ritmo de las coplas del famoso contrapunteo Florentino y el Diablo aquellos hombres, privilegiados por Dios de haber nacido en la tierra más hermosa que hay como es el gran Llano Venezolano, cuna de libertad, de mitos y leyendas,tierra grande y generosa donde sus bravíos hombres: los recios llaneros empiezan su faena diaria tomándose un rico café preparado por su también guerrera esposa que ya le ha preparado a su marido el bastimento para todo el día y luego de un caluroso beso ya aquel hombre con su inseparable sombrero pelo e guama y su machete cola e gallo en su cinto de un salto se monta en su caballo cimarrón y se interna en el peligroso pero apasionante monte del Llano Venezolano.

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