From cheapskate to fool - The InkWell Fiction Prompt #137

From cheapskate to fool
🇺🇸

Mr. Rigoberto is a very rich man, besides owning large amounts of money in the financial bank, he also owns several houses, a tobacco company, farms, a yacht. He lives in Cumaná (Venezuela), in a nice house with his six children and his wife, Berta, who takes care of his home. He is very stingy with his family.

The tobacco factory gave piecework to many women in that town, who made the cigars at home and then took them to the factories. There, the people who worked in the factory were in charge of putting them in wooden boxes to export them to other cities and countries. And others would pack them in transparent paper, to place them in local grocery stores and stores.

Several years passed, the children grew up and emigrated from other countries. They were never heard from again. Rigoberto grew old with his wife. In spite of everything, they were happy.

One day a circus arrived in that city with some jugglers and a dancer who danced the dance of the seven handkerchiefs in a very sensual way. Rigoberto was ecstatic with the way that girl danced. Every time the circus went to give a performance, the first in line to buy tickets was this gentleman.

Rigoberto's wife became ill and a few months later died. He was left alone. From that moment on, he decided to fall in love with the girl, Marinela, the circus dancer. He even thought of asking her to marry him.

One day he went to the circus. He approached the young lady with some tendrils of brilliants, accompanied by a ring of the same technology on his hands, which trembled like the leaves of the trees in times of swirling storms, with a dazed voice, he said to her:

"Beautiful lady, will you marry me?".

The young lady opened her eyes wider than usual, she could not get out of her astonishment with her trembling hand she took the earrings and in a faltering voice said:

"Yes."

That young woman looked like the granddaughter of that gentleman. He was three times her age.

After a few months they married, he took her to live in his house. There he surrounded her with attentions and gifts, everything she asked for, he granted her. Thus, he sold almost all his possessions to please her. He gave her his bank and credit cards. It was she who managed the money and the cigar factory until it went bankrupt.

In less than a year, Rigoberto lost everything, being in the greatest ruin, he had already lost his assets, the only thing he had left was his house.

One morning, he went out into the street and saw that the circus had disappeared and with it his wife.

He cried like a child when his most precious toy is taken away. When he calmed down, he heard a knock at his door, went to it, looked through his magic eye at two gentlemen with a piece of paper in his hand and with great astonishment asked them:

What can I do for you?

We have an eviction notice, your wife has sold your house. We expect you to evict her in less than 24 hours.

From the shock, he lost consciousness, when he regained it, with a

gesture of rambling and despair he was crying, with a broken voice he said:

"It can't be, it is not possible that that woman has left me in the street".

Rigoberto, after being so stingy with his wife and children, for some foolishness he was left in ruin, to the point that he had to go to live under the bridge that crosses the city.

spanish

🇪🇸

El señor Rigoberto es un hombre muy rico, además de poseer grandes cantidades de dinero en el banco financiero, también posee varias casas, una empresa tabacalera, fincas, un yate. Vive en Cumaná (Venezuela), en una bonita casa con sus seis hijos y su mujer, Berta, que se ocupa de su hogar. Es muy tacaño con su familia.

La fábrica de tabaco daba trabajo a destajo a muchas mujeres de ese pueblo, quienes elaboraban los puros en casa y luego los llevaban a las fábricas. Allí, las personas que trabajaban en la fábrica se encargaban de meterlos en cajas de madera para exportarlos a otras ciudades y países. Y otros los empaquetarían en papel transparente, para colocarlos en colmados y tiendas locales.

Pasaron varios años, los niños crecieron y emigraron de otros países. Nunca hemos vuelto a escuchar de ellos. Rigoberto envejeció con su esposa. A pesar de todo, estaban felices.

Un día llegó a esa ciudad un circo con unos malabaristas y una bailarina que bailaba la danza de los siete pañuelos de una manera muy sensual. Rigoberto estaba extasiado con la forma en que bailaba esa niña. Cada vez que el circo iba a dar una función, el primero en la fila para comprar entradas era este señor.
![]La esposa de Rigoberto enfermó y pocos meses después murió. Se quedó solo. A partir de ese momento decidió enamorarse de la niña, Marinela, la bailarina del circo. Incluso pensó en pedirle que se casara con él.

Un día fue al circo. Se acercó a la joven con unos zarcillos de brillantes, acompañado de un anillo de la misma tecnología en sus manos, las cuales temblaban como las hojas de los árboles en tiempos de tormentas arremolinadas, con voz aturdida le dijo:

"Bella dama, ¿te casarías conmigo?".

La joven abrió más los ojos de lo habitual, no podía salir de su asombro con su mano temblorosa tomó los aretes y con voz entrecortada dijo:

"Sí."

Esa joven parecía la nieta de ese caballero. Tenía tres veces su edad.

A los pocos meses de casarse, él la llevó a vivir a su casa. Allí la rodeó de atenciones y regalos, todo lo que ella pidió se lo concedió. Así, vendió casi todas sus posesiones para complacerla. Le dio su banco y sus tarjetas de crédito. Fue ella quien administró el dinero y la fábrica de puros hasta que ésta quebró.

En menos de un año Rigoberto lo perdió todo, quedando en la mayor ruina, ya había perdido sus bienes, lo único que le quedaba era su casa.

Una mañana salió a la calle y vio que el circo había desaparecido y con él su mujer.La esposa de Rigoberto enfermó y pocos meses después murió. Se quedó solo. A partir de ese momento decidió enamorarse de la niña, Marinela, la bailarina del circo. Incluso pensó en pedirle que se casara con él.

Un día fue al circo. Se acercó a la joven con unos zarcillos de brillantes, acompañado de un anillo de la misma tecnología en sus manos, las cuales temblaban como las hojas de los árboles en tiempos de tormentas arremolinadas, con voz aturdida le dijo:

"Bella dama, ¿te casarías conmigo?".

La joven abrió más los ojos de lo habitual, no podía salir de su asombro con su mano temblorosa tomó los aretes y con voz entrecortada dijo:

"Sí."

Esa joven parecía la nieta de ese caballero. Tenía tres veces su edad.

A los pocos meses de casarse, él la llevó a vivir a su casa. Allí la rodeó de atenciones y regalos, todo lo que ella pidió se lo concedió. Así, vendió casi todas sus posesiones para complacerla. Le dio su banco y sus tarjetas de crédito. Fue ella quien administró el dinero y la fábrica de puros hasta que ésta quebró.

En menos de un año Rigoberto lo perdió todo, quedando en la mayor ruina, ya había perdido sus bienes, lo único que le quedaba era su casa.

Una mañana salió a la calle y vio que el circo había desaparecido y con él su mujer.

La fábrica de tabaco daba trabajo a destajo a muchas mujeres de ese pueblo, quienes elaboraban los puros en casa y luego los llevaban a las fábricas. Allí, las personas que trabajaban en la fábrica se encargaban de meterlos en cajas de madera para exportarlos a otras ciudades y países. Y otros los empaquetarían en papel transparente, para colocarlos en colmados y tiendas locales.

Pasaron varios años, los niños crecieron y emigraron de otros países. Nunca hemos vuelto a escuchar de ellos. Rigoberto envejeció con su esposa. A pesar de todo, estaban felices.

Un día llegó a esa ciudad un circo con unos malabaristas y una bailarina que bailaba la danza de los siete pañuelos de una manera muy sensual. Rigoberto estaba extasiado con la forma en que bailaba esa niña. Cada vez que el circo iba a dar una función, el primero en la fila para comprar entradas era este señor.

La fábrica de tabaco daba trabajo a destajo a muchas mujeres de ese pueblo, quienes elaboraban los puros en casa y luego los llevaban a las fábricas. Allí, las personas que trabajaban en la fábrica se encargaban de meterlos en cajas de madera para exportarlos a otras ciudades y países. Y otros los empaquetarían en papel transparente, para colocarlos en colmados y tiendas locales.

Pasaron varios años, los niños crecieron y emigraron de otros países. Nunca hemos vuelto a escuchar de ellos. Rigoberto envejeció con su esposa. A pesar de todo, estaban felices.

Un día llegó a esa ciudad un circo con unos malabaristas y una bailarina que bailaba la danza de los siete pañuelos de una manera muy sensual. Rigoberto estaba extasiado con la forma en que bailaba esa niña. Cada vez que el circo iba a dar una función, el primero en la fila para comprar entradas era este señor.

La esposa de Rigoberto enfermó y pocos meses después murió. Se quedó solo. A partir de ese momento decidió enamorarse de la niña, Marinela, la bailarina del circo. Incluso pensó en pedirle que se casara con él.

Un día fue al circo. Se acercó a la joven con unos zarcillos de brillantes, acompañado de un anillo de la misma tecnología en sus manos, las cuales temblaban como las hojas de los árboles en tiempos de tormentas arremolinadas, con voz aturdida le dijo:

"Bella dama, ¿te casarías conmigo?".

La joven abrió más los ojos de lo habitual, no podía salir de su asombro con su mano temblorosa tomó los aretes y con voz entrecortada dijo:

"Sí."

Esa joven parecía la nieta de ese caballero. Tenía tres veces su edad.

A los pocos meses de casarse, él la llevó a vivir a su casa. Allí la rodeó de atenciones y regalos, todo lo que ella pidió se lo concedió. Así, vendió casi todas sus posesiones para complacerla. Le dio su banco y sus tarjetas de crédito. Fue ella quien administró el dinero y la fábrica de puros hasta que ésta quebró.

En menos de un año Rigoberto lo perdió todo, quedando en la mayor ruina, ya había perdido sus bienes, lo único que le quedaba era su casa.

Una mañana salió a la calle y vio que el circo había desaparecido y con él su mujer.

Lloró como un niño cuando le quitan su juguete más preciado. Cuando se calmó, escuchó un golpe en su puerta, se dirigió hacia ella, miró a través de su ojo mágico a dos señores con un papel en la mano y con gran asombro les preguntó:

¿Qué puedo hacer por ti?

Tenemos un aviso de desalojo, su esposa ha vendido su casa. Esperamos que la desalojen en menos de 24 horas.

Por el susto perdió el conocimiento, cuando lo recuperó, con un

En gesto de divagación y desesperación estaba llorando, con la voz quebrada dijo:

"No puede ser, no es posible que esa mujer me haya dejado en la calle".

Rigoberto, después de ser tan tacaño con su esposa e hijos, por alguna tontería quedó en la ruina, al punto que tuvo que irse a vivir debajo del puente que cruza la ciudad.

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