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Cree y Lo Lograras

— ¿Aló? ¿Es el señor Alexander? — se oye al otro lado del teléfono. Alexander rápidamente asiente y escucha con atención el mensaje siguiente:

— Le estamos llamando de la empresa Petróleos del Sur y requerimos que se presente en el transcurso de la mañana para una entrevista de trabajo. ¿Se encuentra disponible para asistir a la misma?

Muy entusiasmado, Alexander acepta el requerimiento y después de intercambiar unas breves palabras para la confirmación de los detalles, suspira con mucho agrado y agradece esta oportunidad. Lleva ya casi tres años desempleado, así que, sin duda, asistirá a la entrevista. Pero, rápidamente, se encuentra con un problema. Acaba de dejar a su pequeña hija en el colegio, sale a la calle y se enfrenta al dilema de no poseer el dinero suficiente para asumir el costo de los pasajes hasta las oficinas de la empresa, la cual se encuentra ubicada al otro lado de la ciudad, en la zona industrial y empresarial de la misma.

Se detiene en la parada de buses que lo llevaran al centro y repasa sus opciones. Viviendo prácticamente del día a día, realiza grandes esfuerzos para garantizar la comida de sus dos pequeños hijos. Al estar sin trabajo, depende de cualquier actividad eventual que logra conseguir y hoy, solo cuenta con el pasaje de regreso hasta a su casa, y debe esperar hasta la hora del mediodía que su pequeña hija salga del colegio. Mientras piensa en todo esto, alguien le saluda:

— Amigo Alexander, ¿cómo estás? Que placer encontrármelo por aquí.— Un hombre que Alexander no logra recordar, le platica efusivamente, mientras él piensa en como hará para asistir a la entrevista de trabajo y de donde conoce a esta persona. Después de intercambiar varias palabras, aprovecha para incluir, como parte de la conversación, la situación que está presentando para cumplir con la cita acordada anteriormente. Sin dudarlo, el hombre que conversa con él, saca de su cartera una cierta cantidad de dinero y se la entrega, mientras lo motiva y le expresa sus mejores deseos para que pueda asistir al compromiso laboral y no perder la oportunidad.

Alexander no puede creer su suerte y agradece con mucha sinceridad el amable gesto del hombre y del cual, aún no recuerda de donde se conocen. Con el dinero que le entrega el buen samaritano, se dirige de inmediato a la entrevista de trabajo. Al encontrarse bastante retirado del lugar, le preocupa también el poder regresar a tiempo para recibir a su hija a la salida del colegio.

Logra llegar, con ciertas dificultades, a la empresa donde tendrá la entrevista. Aunque no tuvo tiempo de cambiarse de ropa, espera estar bien presentado para el encuentro. Después de esperar un tiempo bastante largo y tras el desfile de personas que estaban más temprano que él, un hombre un poco mayor lo atiende y entrevista. Le hace las usuales preguntas que deben contestar los aspirantes a empleo, le explica en que consistirá su trabajo, sus responsabilidades y los beneficios que recibirá si es contratado. Después de estar de acuerdo y contestar afirmativamente a todas las preguntas, el hombre le pide que espere un momento. Estando solo, Alexander cae en cuenta en un gran detalle para el trabajo.

Le han explicado que para ejecutar la labor, debera usar los vehiculos de la empresa y al consutarsele si posee los documentos legales para conducir, ha afirmado que si los posee. Pero, esto no es verdad. Aunque le pregunto al entrevistador si necesitaba en ese momento presentar dichos documentos, le han contestado que lo haga al momento de formalizar la contracion, si es seleccionado para el empleo. Despues de otra larga espera y ya casi cerca de la hora de salida de su hija del colegio, el hombre regresa y le da la buena noticia.

— Señor Alexander, ha sido seleccionado para ocupar el puesto vacante. Por favor, retire con la asistente, las órdenes que necesitara para realizar el examen médico rutinario y cuando todo esté correcto, le llamaremos a firmar el contrato. En ese momento, deberá presentar sus papeles para conducir. Felicitaciones.