Asi comienzan mis mañanas. Al despertar siempre suelo agradecer por un dia más de existencia.

Muchas veces en esta prisa, olvidamos agradecer. Estar aqui y ahora es una bendición, más en tiempos como los actuales en que la enfermedad y el desasosiego rondan nuestras vidas queriendo instalarse.

Me desperezo y estiro en la cama, a veces digo: "un ratico más", y cuando ese ratico más pasa, me levanto con energía, me aseo y voy directo a la cocina, mi cafecito espera por mi para ser hecho.

Recojo la tetera, caliento el agua, preparo el colador con el café en polvo a su medida correcta y me doy a la espera soñada.

El café es la alegría de mis mañanas, ninguna mañana es mañana si no está presente el café, eso que quede muy claro.

Lista, ya saboreando mi café, hay que pensar en desayunar pues, la actividad de escribir, también tiene su buen gasto de energía.

Me dispongo a hacerme una arepita deliciosa, pues ellas, las arepas, son las reinas de mis mañanas junto al café. Desayuno venezolano sin arepa, para mi, no es desayuno.

Me encantan como me las pongan, la arepa es algo muy nutritivo y versátil, va con todo y como satisface nuestro estómago. Venezolano que no come arepas, no es venezolano.

Fritas o asadas, o tal vez unas ricas empanadas, bueno, casi siempre me decido por las arepas, ellas combinadas con cualquier relleno sencillo, son una verdadera delicia. Por lo general, las hago asadas a la plancha por lo más sano.

Ya listas, las relleno y me dispongo, con mi taza de café a degustar mi arepa, la reina del desayuno.