Ellos se han armado un complot. Cabezas de ganado gobernando sobre cabezas de ganado. Absurdo, retórica y surrealismo. Pero ellos se reúnen para definir su complot, para mejorar su conflicto y dar una mejor historia. No se dan cuenta de que olvidaron cómo hacer historias creíbles. Ya el ganado no pasta como antes. Ya el ganado no quiere la misma hierba. Y yo estoy aquí, entre ellos. Creo que me solicitaron en un rancho equivocado. No me identifico con sus artificios, pero siento que renegar podría costarme caro. ¿Entonces? Dejo que hablen. Permito que armen su mundo de oropel. Ellos se han armado un complot. Yo finjo que no estoy aquí mientras escucho.
Como se deja ver, este es un escrito inspirado en una reunión que me causó mucho hartazgo. Supongo que esto prueba que podemos aprovechar incluso las emociones constrictivas para ser creativos. La foto usada es de mi propiedad.
¡Hasta la próxima!