Puedes irte. No debes preocuparte por mí.
Amarte, eso es mi asunto, es mi problema.
Cuando dije que te amaba no te transferí un deber,
no lo hice para que en ti floreciera nada.
Te amo y ese es mi problema.
Tú puedes ir y amar a otros.
Tú puedes seguir sin que esto te haga peso.
Mi amor solo es mío, me basta sólo a mí, me duele sólo a mí.

Cuando te dije que te amaba, ¡óyeme bien!,
no buscaba que te convirtieras a mis deseos.
Dije que te amaba porque me estaba rindiendo a los míos.
Es todo. No hay más.
Te amo… y es una cadena que quiero llevar conmigo,
una herida o una espina que no sacaré.
No quiero que hagas nada para corresponderme,
ni nada para cambiarlo.
Todo cuanto puedas hacer o decir
sólo será gasolina sobre la llama.

Puedes irte y ser feliz. Yo… yo te seguiré amando,
aunque tú no estés cerca, aunque no te vea nunca,
aunque nunca te pueda sentir
porque… ¡no está en tus manos hacer la diferencia!
tú no me amas, y yo te amo de igual manera
y si acaso lo hicieras
yo seguiría obteniendo el mismo resultado.