Recuerdo que siendo pequeña, mamá contaba que sus ancestros vinieron de las Islas Canarias, y que por eso mi abuelo materno era de tez blanca y con ojos de color azul, y sus hermanos igualmente tenían una fisionomía muy distinta al común.
Y aunque no conocí a ninguno de ellos, decía con orgullo que mis antepasados venían de un país distinto, como si de extra-terrestres se tratara.
Pero lo cierto es que no era la única ni en mi país, ni en el mundo. La historia de migrantes que dejan sus tierras para buscar un futuro mejor, es un fenómeno global desde el inicio de los tiempos.
Y así como Venezuela, mi país natal, en algún momento se llenó de emigrantes que hicieron surgir a esa nación. Argentina fue del mismo modo, la cuna que cobijó a muchos europeos que huían de las guerras y el hambre, y que vieron en este país, una oportunidad de oro para empezar de nuevo.
Esa primera oleada vino hace muchos años atrás, y sus reminiscencias siguen expandidas en apellidos y fenotipos que se pueden identificar con un poco de curiosidad.
Actualmente, le ha tocado vivir nuevamente ese fenómeno que nunca ha cesado, pero que en los últimos años se ha presentado de forma masiva, al recibir a muchos migrantes pero desde la misma América del Sur, siendo la comunidad de venezolanos la mayor en cantidad, aunque los bolivianos y paraguayos no se quedan atrás.
Y lo más lindo que tiene Argentina, es que a pesar del tiempo se conserva esa amabilidad para con el migrante, quien es recibido sin ver diferencias, sino todo lo contrario, recibiendo el apoyo en la medida de las posibilidades y brindando una mano amiga.
Lo digo porque, como todo, la migración también tiene su lado oscuro, la xenofobia. Ese rechazo infundado hacia el extranjero que en muchos casos trae consecuencias nefastas, pero que acá en Argentina no es tema de conversación o material para llenar a los medios de comunicación.
Y dado que yo, quien se jactaba de ser descendiente de emigrantes, ahora soy protagonista de un nuevo capítulo migratorio, al dejar mi país hace ya 6 años atrás, puedo dar fe no solo del cobijo recibido por parte de Argentina, sino también del sentimiento de desarraigo al salir de mi tierra natal, vi con extrema sorpresa y tristeza este
mural dedicado a recordar el horror que representa la xenofobia.
Desconocía por completo este hecho, y realmente consideré sacarlo a la luz, pues como este se dan muchos a diario, no solo en Argentina, sino en todo el planeta, y eso debe terminar.
Es normal que entre las personas existan diferencias, sin embargo llegar a los extremos es algo que no está bien, sobre todo porque quienes pagan los pecados ajenos son aquellos más vulnerables.
Fue en ese momento que me enteré que el 10 de enero es el día de la mujer migrante, en honor a Marcelina Meneses, decretado por la legislatura porteña.
Una tierra bendita como lo es Argentina, merece una siembra de cosas buenas, pero sin olvidar estos hechos aislados que empañan la historia, y del cual nadie está exento.
I remember when I was little, my mom used to say that her ancestors came from the Canary Islands, and that's why my maternal grandfather had fair skin and blue eyes, and his siblings also had a very different appearance from the norm.
And even though I never met any of them, she would proudly say that my ancestors came from a different country, as if they were extraterrestrials.
But the truth is, I wasn't the only one, neither in my country nor in the world. The history of migrants leaving their lands in search of a better future is a global phenomenon since the beginning of time.
And just like Venezuela, my home country, was once filled with immigrants who helped build that nation, Argentina was also the cradle that welcomed many Europeans fleeing wars and famine, and saw in this country an opportunity to start anew.
That first wave came many years ago, and its remnants can still be found in surnames and phenotypes that can be identified with a little curiosity.
Currently, Argentina has once again experienced this phenomenon that has never ceased, but in recent years has become massive, receiving many migrants from within South America itself, with Venezuelans being the largest community in terms of numbers, although Bolivians and Paraguayans are not far behind.
And the best thing about Argentina is that, despite the passage of time, it still maintains that friendliness towards migrants, who are received without seeing differences, on the contrary, receiving support to the best of their ability and offering a helping hand.
I say this because, like everything else, migration also has its dark side: xenophobia. That unfounded rejection of foreigners that in many cases has devastating consequences, but here in Argentina, it is not a topic of conversation or material to fill the media.
And now, as someone who used to pride themselves on being a descendant of immigrants, I am now a protagonist in a new migration chapter, having left my country 6 years ago. I can testify not only to the shelter received from Argentina, but also to the feeling of uprooting when leaving my homeland. I was extremely surprised and saddened by this mural dedicated to remembering the horror that xenophobia represents.
I was completely unaware of this event, and I really felt the need to bring it to light because there are many like it happening every day, not only in Argentina but throughout the world, and that needs to end.
It's normal for people to have differences, but taking it to extremes is not right, especially because the ones who pay for the sins of others are the most vulnerable.
It was at that moment that I learned that January 10th is the Day of the Migrant Woman, in honor of Marcelina Meneses, decreed by the Buenos Aires legislature.
A blessed land like Argentina deserves a sowing of good things, but without forgetting these isolated incidents that tarnish history, and from which no one is exempt.
Foto/Photo by: @mamaemigrante (murales ubicados en la estación Dario Santillán y Maximiliano Kosteki del tren Roca)
Edición/Edited by @mamaemigrante using canva
Translated and formatted with Hive Translator by @noakmilo.