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El pito lejano del tren que viaja a toda velocidad le indica que faltan pocos minutos para que este se encuentre en la estación y como es día de trabajo llegará repleto de personas apuradas para asistir puntualmente a sus labores.
Por lo tanto, tal como lo hace de lunes a viernes, Paquita tiene preparado su lugar con las ricas tortillas de arroz que ofrece a los presurosos viajeros y que le sirven como sustento de la familia.
Ha diseñado un fogón con latas recicladas para mantenerlas calientes e igual ofrece porciones de queso opcionales para quienes lo deseen.
Está agradecida con el director dela estación que le ha permitido que ofrezca sus productos muy cerca del andén y lo premia todos los días con tortilla u otra delicia gastronómica que hace para sus niños.
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Ha tenido que hacerse cargo de su casa tras el fatal accidente donde murió su esposo y apartar dolor y lágrimas para continuar adelante, contando con la ayuda de su madre que se hace cargo de los niños mientras ella está trabajando.
Nunca imaginó que esas tortillas que gustaban tanto a su esposo fueran en un futuro su fuente de ingreso y mientras las prepara recuerda que él le decía mientras se deleitaba comiéndolas.
-Me tienes embrujado con esta delicia.
El tren llega y la saca de sus cavilaciones y como niños buscando dulces un grupo de personas llega hasta allí y se marchan sonrientes con sus tortillas calienticas dentro de sus viandas.
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