Cada noche de Halloween, se abre el portal para que los muertos se mezclen con los vivos y si alguien con sangre en sus venas llega a notar la presencia de algún espíritu proveniente del más allá, será aturdido por la voz de la oscuridad.

Ella es la emisaria de las desgracias. Cuando un ente maligno captura un alma viva para alimentarse, la voz de la oscuridad lanza un fuerte y retumbante grito que llega hasta lo más profundo del alma y logra desprenderla del cuerpo para llevarla a la oscuridad eterna.

Los vivos piensan que la noche de Halloween es un juego de disfraces y comida. Dulce o truco se dicen de puerta en puerta, mientras los espíritus hacen travesuras por toda la calle.

Nadie se asusta esa noche, pues todos lucen igual. Sangre falsa y disfraces espeluznantes están a la orden del día.

Mientras más miedo transmitas esa noche más popular serás. Todo es valido mientras que de miedo. Son frases que se dicen tanto de un lado como del otro antes de que comience la terrible fiesta.

Unos cenan y festejan en los cementerios sobre las tumbas, otros dicen no celebrar ese día, otros hacen sus fiesta invocando los espíritus. Sea cual sea el caso, el portal se abrirá hasta la media noche.

Espejos rotos, frascos de pastillas vacios, niños desaparecidos, armas que se disparan por accidente... ¿casualidad?

Sigan pensando en las casualidades. Mientras que cada año, la voz de la oscuridad sale de su agujero para ensordecer a una víctima inocente y llevarla a la verdadera fiesta de Halloween.