Había una vez en un pequeño pueblo, un ciudadano llamado @lecumberre que tenía una habilidad especial para encontrar “la gracia” en las situaciones más cotidianas. Su risa era contagiosa y su presencia iluminaba cualquier habitación. Acompañado con su cuatro, llenaba de melodías que al más triste hacía reír.

Un día, el alcalde de San Juan de Los Morros, en el Estado Guárico (Venezuela) anunció un concurso para encontrar la mejor anécdota que representara el espíritu de la comunidad Pauraria. @lecumberre, con su característico entusiasmo, decidió participar.

La noche del concurso, el salón del pueblo se llenó de vecinos ansiosos por compartir y escuchar historias, en particular, la participación de @lecumberre que prometía ser novedosa. Uno tras otro, los participantes relataron sus experiencias, algunas divertidas, otras emotivas, cada quien con su toque personal.

Cuando llegó el turno de @lecumberre, se paró frente a todos y comenzó a contar la historia acompañada de tonadas y un corrido llanero… Centro su relato en cómo un gato travieso había logrado unir a todo el barrio en una búsqueda épica. La historia estaba llena de momentos cómicos y giros inesperados, pero lo más importante, destacaba cómo la gracia del gato había traído alegría y camaradería a todos los involucrados.

Al finalizar su relato, el salón estalló en carcajadas y aplausos. @lecumberre había capturado perfectamente la esencia de “La gracia” en honor a las fiestas patronales. No solo como un concepto abstracto, sino como una vivencia compartida que fortalecía los lazos entre los oriundos y turistas ciudadanos.