Algo bloquea al sol - Concurso Extraño 40


Imagen cortesía de @saulos

Tomás era un niño que con sus escasos ocho años se consideraba invencible gracias a su pasatiempo favorito, el de salir durante las tardes soleadas con un lente de aumento y ver desintegrarse ante el calor a los insectos de su jardín, y entre mayor el tamaño de los bichos mayor su satisfacción.

El pequeño no daba indicios de querer parar, ni siquiera haberse quemado por accidente el dorso de su mano lo hizo detenerse, tampoco haber soñado que ejércitos de insectos cubrían su cuerpo hasta dejar solo un esqueleto.

Un día, Tomás salió como siempre, con lente en mano se arrodilló a buscar a sus pequeñas víctimas, de pronto el sol quedó oculto entre sombra, miró arriba y vio un enorme disco; corrió a la puerta de su casa y por más que tocó y llamó a gritos nadie acudió en su ayuda, su frustración crecía a cada segundo y al final un sentimiento de miedo lo inundó, pues vio con horror un rayo de luz moviéndose en su dirección que lo seguía sin importar a dónde corriera, por primera vez en su vida se sintió como un insecto.

Cuando la luz estaba por tocarlo, Tomás cerró los ojos y al abrirlos se encontró en medio de la oscuridad, y aunque no fue desintegrado como un insecto por ese rayo si se desintegró su deseo por seguir haciendo eso, pero ya es demasiado tarde para arrepentimientos, pues ahora se ha vuelto el pasatiempo de seres que ante sus ojos eran insectos gigantes, y aunque el rayo no lo hubiera alcanzado las cosas tampoco habrían sido igual, pues el mundo se vio invadido por esas naves llenas de seres que ven a los humanos como insectos que no importa cuánto corran, tarde o temprano serán alcanzados por el inevitable rayo.

Until Next time

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