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De niña me gustaba caminar descalza por la playa, sentir el viento en la cara, la arena blanca como harina entre los dedos de los pies y las luces que reflejaba el sol en las olas parecían destellos que me seguían en mi paseo.
Un día la playa estaba completamente sola pero no me importó, me pareció un día tranquilo como cualquier otro, y en esa paz comencé a cantar mientras caminaba, cada bocanada de aire que respiraba la disfrutaba, el sol mi cara, el viento movía mis cabellos entonces se me ocurrió llamar al océano padre.
Dije huyendo de las olas que se estrellaban en la arena, "No puedes atraparme".
"Viste que no puedes" me reí del océano.
Una ola un poco más grande que las demás llegó a mis pies, en esa agua de apenas unos centímetros sentí una mano agarrar mi tobillo, me jaló y caí al suelo, mientras el agua se encharcaba pude ver un enorme brazo tan largo que se perdía en las profundidades.
Metí mis manitas en el hueco de un cangrejo en la arena y me aferré a él, sabía que mientras estuviera fuera del agua estaría a salvo, grité pidiendo ayuda con todas mis fuerzas pero no había nadie que me escuchara, aún recuerdo la sed que tenía y cómo pasaban las horas, seguía llorando, mis manos estaban cansadas, pero no podía rendirme.
El sol comenzaba a ponerse y el mar se agitaba, la marea subía hasta mojar el agujero donde me aferraba convirtiéndolo en nada, perdí la esperanza y grité.
"Perdóname mar no lo volveré a hacer si te molesté cantando o jugando contigo perdóname".
La mano empezó a tirar con más fuerza y ya no había nada a lo que agarrarse. Me dio un aire de esperanza cuando vi una barca de pescadores pesando cerca de la orilla, los llamé, les pedí ayuda, me vieron pero no se detuvieron, solo vi como se alejaban mientras empezaban a arrastrarme al agua y de repente, me soltaron ....
Corrí lo más lejos que pude de ese lugar , me sentí a salvo hasta que percibí el aliento de una voz en mi nuca diciendo.
"Te tengo".
As a child I liked to walk barefoot on the beach, to feel the wind on my face, the white sand like flour between my toes and the lights reflected by the sun on the waves seemed like sparkles that followed me on my walk.
One day the beach was completely alone but I did not care, it seemed to me a quiet day like any other, and in that peace I began to sing as I walked, every breath of air I breathed I enjoyed it, the sun my face, the wind moved my hair then it occurred to me to call the ocean father.
I said running away from the waves crashing on the sand, "You can't catch me".
"You saw you can't" I laughed at the ocean.
A wave a little bigger than the others reached my feet, in that water of just a few inches I felt a hand grab my ankle, it pulled me and I fell to the ground, as the water puddled I could see a huge arm so long it was lost in the depths.
I stuck my little hands in the hollow of a crab in the sand and clung to it, I knew that as long as I was out of the water I would be safe, I screamed for help with all my strength but there was no one to hear me, I still remember how thirsty I was and how the hours passed, I was still crying, my hands were tired, but I could not give up.
The sun was beginning to set and the sea was churning, the tide was rising until it wet the hole where I was clinging turning it into nothing, I lost hope and cried out.
"Forgive me sea I won't do it again if I disturbed you by singing or playing with you forgive me".
The hand began to pull harder and there was nothing left to hold on to. It gave me an air of hope when I saw a boat of fishermen weighing near the shore, I called out to them, I asked them for help, they saw me but didn't stop, I just watched them pull away as they started to drag me into the water and suddenly, they let go ....
I ran as far as I could from that place , I felt safe until I perceived the breath of a voice on the back of my neck saying.
"I got you."