ESPAÑOL
Eugenio, asfixiado por la soledad y el desamor en su vida, salió un viernes por noche a deambular sin rumbo fijo por las calles de su barrio. Pasando cerca del cementerio le pareció ver a una bella dama que, a paso lento, misteriosa y con mirada perdida, se dejaba llevar con el viento que ondulaba su largo vestido negro. Eugenio no podía quitarle la vista de encima a la joven, como si se hubiera enamorado de ella a primera vista.
Al siguiente día, Eugenio volvió a caminar por los alrededores del cementerio con la intención de ver a la misteriosa mujer una vez más, pero ella no apareció. Así estuvo Eugenio yendo a ese lugar por varios días sin conseguir su propósito. Por fin, el siguiente viernes, cerca de la media noche, ya cuando se disponía a volver a su casa, vio venir a la dama por la acera del frente.
De un impulso cruzó la calle, la saludó muy cariñosamente, él le propuso acompañarla y ella accedió muy cordialmente. —Me llamo Luna Menguante, le dijo ella. En el trayecto se contaron sus tristes historias de soledad y anhelos.
A minutos para la media noche, ella le pidió que la dejara sola, pues no podía llegar a su hogar acompañada. Eugenio aprovechó la ocasión para invitarla a su casa, a lo cual ella aceptó muy complacida. Al siguiente día él la vino a buscar, ella lo estaba esperando frente al cementerio, se fueron a casa de Eugenio y disfrutaron mutuamente de un rato muy ameno.
Ella, muy cerca de la media noche, le dijo:
-Llego la hora de retirarme.
—Por favor, no me acompañes.
—Debo irme sola.
Eugenio inquirió —¿Por qué?
—No debo ser vista acompañada.
—Mi Señor es muy celoso, respondió Luna.
Cuando se despedían en la puerta de la casa, el vecino de Eugenio se asomó desde su jardín, por encima de la reja. El hombre casi se desmayó cuando vió a Eugenio, riendo y abrazando a un esqueleto con vestido negro.
El día siguiente por la mañana, el hombre habló con Eugenio y le contó sobre la espantosa visión que había tenido la noche anterior. Eugenio no quiso creerle, pero este lo convenció de ir juntos a la iglesia para que el padre lo aconsejara.
Llegados a la iglesia, después de ellos contarle lo sucedido al sacerdote, este les dijo del rumor que existía en el pueblo sobre una extraña mujer que deambulaba, los viernes por las noches cerca del cementerio, buscando víctimas para llevarlas a su tumba.
El padre, gentilmente, se ofreció a acompañar a Eugenio al cementerio para indagar cuál era la historia de Luna Menguante. Hablaron con el sepulturero y con el encargado del cementerio, quienes estaban al tanto de la historia de Luna, y los llevaron a la tumba de ella. Luna Menguante había muerto asesinada hacía muchos años a manos de su esposo celópata y desde entonces sus apariciones se repetían continuamente a pesar del tiempo.
Eugenio cayó en shock en ese mismo lugar, no lo podía creer, le confesó al padre y a su vecino estar enamorado de Luna, como poseído por una fuerza de pasión nunca antes vivida. El sacerdote pensó que ahora que Eugenio sabía toda la verdad sobre Luna, él se alejaría y no volvería a aparecer por el cementerio.
Pero ocurrió que Eugenio no podía olvidarla. Él la extrañaba, y sus horas de añoranza se volvieron insoportables, al extremo que Eugenio cayó en estado de depresión extrema, ya no podía soportar su tristeza.
Entonces, un viernes por la noche, Eugenio regresó al cementerio y, repentinamente, apareció Luna sentada sobre su tumba, más bella que nunca. Tomó a Eugenio de la mano, le pidió que la acompañara y, sin pensarlo dos veces, caminaron juntos hacia la oscuridad.
Sorpresivamente, Eugenio desapareció de su entorno completamente. El sacerdote y el vecino, preocupados, tuvieron un mal presentimiento y pidieron permiso a las autoridades para abrir la vieja tumba de Luna. Un espectáculo de terror y amor los hizo temblar de la impresión al ver en la fría tumba dos esqueletos abrazados; eran Luna y Eugenio juntos para siempre. Al parecer habían encontrado el amor después de muertos.
Moraleja: No pierdan las esperanzas de encontrar el verdadero amor.
AUTOR: HÉCTOR RUIZ
FOTOS :ORIGINAL TOMADA CON MI CELULAR MOTOROLA ONE
BANNER: CREADO POR CANVAS.
INGLES
MENGUANT MOON
Eugenio, suffocated by loneliness and a lack of love in his life, went out one Friday night to wander aimlessly through the streets of his neighborhood. Passing near the cemetery, he thought he saw a beautiful lady who, at a slow pace, mysterious, and with a lost look, let herself be carried away by the wind that undulated her long black dress. Eugenio could not take his eyes off the young woman, as if he had fallen in love with her at first sight.
The next day, Eugenio again walked around the cemetery with the intention of seeing the mysterious woman once more, but she did not appear. So Eugenio went to that place for several days without achieving his purpose. Finally, the following Friday, around midnight, just as he was about to return home, he saw the lady coming along the front sidewalk.
On impulse, he crossed the street, greeted her very affectionately, and proposed to accompany her, which she agreed to very cordially. - My name is Luna Menguante,” she said. On the way, they told each other their sad stories of loneliness and longing.
A few minutes before midnight, she asked him to leave her alone because she could not arrive home accompanied. Eugenio took advantage of the occasion to invite her to his house, to which she accepted with great pleasure. The next day, he came to pick her up; she was waiting for him in front of the cemetery. Then, they went to Eugenio's house and enjoyed a very pleasant time together.
She, very close to midnight, said to him:
It is time for me to retire.
Please don't come with me.
I must go alone.
Eugenio asked: Why?
I must not be seen in company.
My Lord is very jealous,”
replied Luna.
As they said goodbye at the door of the house, Eugenio's neighbor peeked out from his garden, over the fence. The man almost fainted when he saw Eugenio laughing and hugging a skeleton in a black dress.
The next morning, the man spoke to Eugenio and told him about the frightening vision he had had the night before. Eugene did not want to believe him, but the man convinced him to go to church together so that the priest could advise him.
When they arrived at the church, after they told the priest what had happened, he told them about a rumor in town about a strange woman who wandered around the cemetery on Friday nights looking for victims to take to her grave.
The Father graciously offered to accompany Eugenio to the cemetery to find out what the story of Luna Menguante was. They spoke with the gravedigger and the cemetery caretaker, who were aware of Luna's story, and took them to her grave. Luna Menguante had been murdered a Friday many years ago by her jealous husband, and since then, her apparitions have been repeated continuously despite the passage of time.
Eugenio fell in shock on the spot; he could not believe it. He confessed to the priest and his neighbor that he was in love with Luna, as if possessed by a force of passion he had never experienced before. The priest thought that now that Eugenio knew the whole truth about Luna, he would go away and would not appear again in the cemetery.
But it happened that Eugene could not forget her. He missed her, and his hours of longing became unbearable, to the point that Eugene fell into a state of extreme depression, he could no longer bear his sadness.
Then, one Friday night, Eugenio returned to the cemetery, and suddenly, Luna appeared, sitting on his grave, more beautiful than ever. She took Eugenio by the hand, asked him to accompany her, and, without a second thought, they walked together into the darkness.
Surprisingly, Eugene disappeared completely from his surroundings. The priest and the neighbor, worried, had a bad feeling and asked the authorities for permission to open Luna's old tomb. A spectacle of terror and love made them tremble with shock as they saw in the cold grave two skeletons embracing; it was Luna and Eugenio together forever. Apparently, they had found love after death.
Moral: Do not lose hope of finding true love.
Author: Héctor Ruiz
Translated with DeepL
Photogrephy: Taken with my cellphone Motorola one