Con el inicio de la cuarentena en marzo de 2020 en Argentina, cafeterías, bares y restaurantes tuvieron que cerrar. Como por mi trabajo en mi emprendimiento, paso muchas horas fuera de mi casa, muchas veces estos establecimientos se vuelven imprescindibles para mí, tanto para alimentarme como para lavarme las manos, usar el baño, hacer una pausa leve durante el transcurso del día.
Durante bastante tiempo suspendí las actividades de mi trabajo, respetando la cuarentena. Pero en cuanto habilitaron los permisos, paulatinamente volví a mis actividades. De a poco estos lugares se fueron abriendo pero con modalidad delivery (entrega a domicilio) y take away (para llevar). Hubo varios días en las que tuve que comer en la calle alguna que otra golosina para engañar al estómago.
Hasta que permitieron que estos locales abrieran al público, con las normas sanitarias y el protocolo correspondientes, como al entrar nos toman la temperatura, pasar por sobre una almohadilla sanitizante, colocarse alcohol en gel, llenar una declaración jurada y solo sacarse el barbijo en cuanto nos traen el pedido a la mesa.
Esta foto es de mi primer café luego de varios meses, en el cual realicé uno de mis primeros trabajos bajo el protocolo, así que lo disfruté mucho.