X●Mi Florǁ@sweetval

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¡Buen día, bellas flores de la comunidad! ¿Cómo reciben un nuevo día de vida? ¡Los leo!

Antes de leer el siguiente texto, es importante que leas las publicaciones anteriores para mayor entendimiento(Mi Flor)de esta maravillosa historia.

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M I FLOR 🌹•X○Capítulo Diez

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Despertar entre las sabanas revueltas con un brazo rodeando mi cintura, no es precisamente el plan más interesante del mundo, ni el más cómodo. Hace mucho tiempo no pensaría despertar así, pero esa mañana no había nada más importante que despertar así, además escuchar el ronquido de Maximiliano es sumamente gracioso.

Era sábado, un día soleado, las nubes ese día eran de desarrollo vertical, hermosas nubes llamadas cúmulos. Decidí no salir en la mañana, cambié mis planes, solo por preparar un desayuno adecuado y darle una grata sorpresa a Maximiliano. Quizá no tenía muchas ideas, no sería la novia más romántica, no obstante, decidí dar a Maximiliano pequeñas muestras de amor.

Preparé pan francés vegano con jamón y salchicha veganos, huevos de tofu, añadiendo un vaso de leche de almendras; una vez todo listo, lo coloqué en una bandeja, junto a una nota romántica y flores todavía frescas. Entré a la habitación para encontrar a un semental de hombre bostezando, abriendo los ojos y sonriéndome desde la cama.

Mentalmente pensé: ¿Cómo será ese hombre como esposo? ¿Cómo sería siendo papá?

-¡Buenos días, señor D´Angelo! ¿Cómo durmió?-Expresé como frase de buena mañana. Me incorporé en la cama junto a la bandeja.

-¡Hola princesa!-Susurró. –Como un bebé.-Agregó y río. -¡Qué bonita sorpresa!-Admitió. Probó un poco de lo que había preparado especialmente para él.

Desayunar con una dosis de carcajadas, fue una de las acciones que más estaba disfrutando.

-¡Me encanta como te ves dormida, mi amor…! –Confesó. Mis mejillas empezaron a sonrojarse, sentí vergüenza de una manera inevitable, él lo notó. -¿Te acabas de sonrojar?- Interrogó, enarcando una ceja.

¡Descubrió mi debilidad! Simplemente no puede ser.

-No hay ninguna mujer en el mundo que me encante como tú. Tengo un regalo para ti, ayer se me pasó obsequiártelo. –Expresó. Se levantó de la cama, rebuscó en el bolsillo de su pantalón, sacó una caja pequeña negra.

¡No! ¡No puede ser!

-Roses, tú… eres la única persona del mundo con la que sentí una conexión tan única, tan mística y excepcionalmente especial. Más que mi novia, deseo que seas mi amiga, mi cómplice, mi complemento, media naranja, como tú quieras describirlo… si algún día se puede, quiero que seas mi esposa. –Se detuvo. Respiré tranquilamente. –Quiero darte este anillo como símbolo de nuestra relación, representando un enlace que volveremos a renovar pronto. –Explicó. Me había dejado sin palabras, solo me quedé admirando lo vivaz. Tomó mi mano izquierda delicadamente entre una de las suyas, colocó un anillo brillante Tiffany en mi dedo anular.

Me balancee sobre él, enredé mi mano en sus cabellos y lo abracé.

-¡Gracias cielo!-Pronuncié. Hasta ese preciso momento había tenido un nudo en la garganta, pero sentí que debía manifestar un poco de lo feliz que me hacía sentir. -¡Gracias por hacerme tan feliz!-Agregué para fundirnos en un beso casto. Él se limitó a sonreír, bastando para mí.

Una llamada se interpuso entre nosotros, obligándonos a salir de nuestra afable burbuja de amor. Maximiliano me besó la frente para sellar el momento con broche de plata y salió de la habitación con su teléfono, caminando con total libertad. Disfruté de las vistas, mientras recogía la vajilla. Posteriormente se volvió a mí para anunciar una noticia.

-Nena, mis padres adelantaron la cena para las seis de la tarde. –Masculló.

-Vale, entonces vuelve a tu casa y me recoges.-Propuse.

Maximiliano se marchó de mi domicilio, dejándome en las cuatro paredes más solitarias del mundo. Para instalar un ambiente lleno de alegría, conecté una playlist motivadora. Escuché sonar el timbre repetidas veces, mientras escribía un poco sobre lo que sentía. Acudí a la puerta con rapidez para encontrar una rubia teñida de metro ochenta, con un estilo mini malista, una mujer que antes llevaba una Yorkshire terrier, pero ahora tenía una nueva vida, se enfrentaba a una aventura desconocida, ser madre primeriza de Alessandro.

-¡Amigaaaa! Trajiste a mi hermoso bebé. –Exclamé con alegría. Pasé de Hailey para tomar a precioso sobrino putativo de su coche Bugaboo Lynx

-¡Cariñito! ¿Cómo estás?-Reveló Hailey. Entró incorporándose en una silla de la isla de la cocina.

-Pues, por ahora de maravilla, cari. –Balbuceó.

A Hailey la conocí en un viaje de reconstrucción espiritual, de esos donde te reencuentras con tu yo interior. Sinceramente fue una amistad ideal. Con Hailey me siento muy cómoda, podemos expresarnos sin temor, ni siquiera hay que hablar, a veces ella me entiende con solo una mirada, reconociendo exactamente como me siento, es impresionante. Somos un dúo dinámico.

-¡Hueles a hombre, Roses!-Farfulló. En ocasiones ella percibía, esa era una de muchas más. Era astuta. -¿A quién estás escondiendo en este lugar?-Curioseó.

-Huele riquísimo, lo sé. Soy novia de Maximiliano D´Angelo. –Expliqué mientras mecía en brazos a un adormecido Alessandro.

-¡No puede ser verdad!- Gritó a todo pulmón con una cara de sorpresa impresionante.

-¿No me crees?-Cuestioné. Busqué en mi teléfono la major fotografía de mi vida, Maximiliano durmiendo. Se me olvidó actualizar que tenía muchas más, también decidí crear un albúm llamado: Amore, que significa amor en italiano.

Hailey se quedó estupefacta, simplemente no podía creerlo.

-Reprime tu felicidad.-Acoté. Dejé al pequeño bebé en su coche dormido y lo observé con tranquilidad.

-¡Me alegro muchísimo por ti, nena!-Exclamó y se abalanzó a abrazarme. –¿Por qué razón no me contaste antes?-Agregó.

-Porque llevamos apenas unas semanas oficialmente. –Confesé.

-Ay, nena. Se nota lo feliz que eres y… sabes muy bien que si tú eres feliz, yo también lo soy. –Declaró.

-Hoy conozco a mis suegros… -Añadí a la conversación.

-¡Tienes que lucir radiante!-Dijo.

¡Voy a conocer a mis suegros! Bueno, técnicamente los conozco, pero… como la escritora más notable de la editorial, no como la novia de Maximiliano.

Hailey se quedó todo el día, me ayudó a lucir radiante. Disfrutamos de Alessandro con sus gestos tiernos de bebé. Cocinamos también, bailamos y nos reímos.

A las cinco de la tarde, acordé que Maximiliano pasaría por mí. Estaba maquillada por Hailey, resaltando mis labios con un rojo pasión, pues mis ojos lucían brillantes, llevaba las uñas con un color oro y rojo. Como outfit llevaba un vestido verde largo confeccionado en gasa, con un corte en la cintura con capas fruncidas y detalles con flores desde el cuello hasta la espalda formando tirantes de Rocio Osorno, unos tacones de plataforma en ante sintético con puntera redondeada, tacón cuadrado revestido y pulsera en el tobillo con elástico oculto y hebilla de metal de H&M. Rocié un poco de spray vaporisateur Black Opium; mi cabello esa noche iba suelto en unos rizos. Estaba preciosa, todo gracias a Hailey

-¡Amiga, estás hermosa! Tu anillo de Tiffany rompe los esquemas de la belleza, es una edición con diamantes, tiene platino que te hará lucir siempre segura.- Susurró Hailey cuando me colocó un espejo para mirar mi maquillaje.

Después de Hailey maquillarme y peinarme, se marchó y me dediqué a escribir, debía seguir impulsando mi sueño. Escuché vibrar mi celular con el tono especial para Maximiliano.

Contesté sonriendo en el espejo de figura completa que tenía en la sala.

-¡Hola amor! Estoy llegando. –Dijo.

-De acuerdo, bebé. –Respondí y colgué.

Tomé mi bolsa de mano y mis llaves de casa. Bajé en el ascensor, encontrando a Maximiliano esperando abrir la puerta para mí, sonriendo. Me besó castamente, me halagó y abrió la puerta para mí.

-¡Hola preciosa!-Expuso, una vez entró en el auto. Miré hacia atrás encontrando una silla de bebé con Gala. –Espero no te importe llevar a Gala. Hay muchas cosas que quizá no te conté respecto a mi familia, pero decidí rumbo aquí contarte la verdad.

-¿Sabes que no hay nada que nos separe, verdad? –Añadí y sostuve su mano.

-Lo sé, la sinceridad en una relación es base fundamental. –Respondió normalmente. –Hace dos años, antes que Frederick sentara cabeza con Joey, tuvo un rollo con una mujer de algunos años más que él; de ahí salió la criatura. Sin embargo, el día del parto de Camila, sus valores bajaron y desafortunadamente murió. La familia se negó a aceptar por completo que la niña fuese reconocida, pero apenas vimos a esa niña, nuestra vida cambió por completo, nos enamoramos a ciegas y poco a poco, mis padres aceptaron a Gala. Frederick no quiso cuidarla, mis padres a veces pasan tiempo con ella, es así como en ocasiones me encargo, siendo un tío orgulloso. –Expresó. Tras eso empezó a manejar. Mientras contaba la historia impresionante de Gala, decidió quedarse con sus facciones tranquilas.

-¡Wow!-Fue lo único que pude decir.

Nuestro viaje a conocer a mis suegros empezó. Gala se apropió del reproductor de música con canciones infantiles, ese día no podía negociar con Maximiliano. Duramos casi media hora escuchando música infantil, mis piernas estaban dormidas.

Bajamos del auto, la niña pidió los brazos de su tío y hundió la cabeza en su cuello.

-Sé que te lo dije antes de entrar al auto, pero… lo volveré a decir.-Expresó sonriendo, se acercó a mi oído y susurró despacio: -¡En un mundo ideal, tú serías mi sueño hecho realidad!–Soltó al aire, besó por última vez mis labios, tocamos el timbre juntos.

Esperamos unos minutos, hasta que nos abrieron la puerta. Una mujer de servicio nos dio la bienvenida, así que aprovechamos de entrar. Maximiliano entrelazó nuestras manos, dándome seguridad.

-¡Abuela, hola!-Dijo Gala con ternura y se balanceó a los brazos de su abuela.

-¡Hijo, me alegra tenerte aquí!-Manifestó la madre de Maximiliano, la cual no conocía. A pesar de ser la esposa de un hombre multimillonario, lleno de empresas y pequeños negocios que siempre le generarían ingresos, jamás había cruzado, ni palabras, ni gestos, ni miradas con la señora Olivia D´Angelo.

-¿Quién es la afortunada?-Preguntó desde la escaleras, la voz del señor Antonio. Bajó las escaleras y minutos después apareció ante nosotros. Gala corrió a los brazos de su abuelo y se envolvieron en un abrazo.

-¡Eres mucho más hermosa fuera de la Editorial!-Halagó. -¡Bienvenida a la familia D´Angelo!¬-Me recibió

-¡Muchas gracias por tan grata bienvenida!-Exterioricé mi felicidad en palabras y hechos.

Para ser sincera, me sentía extraña, pero de alguna manera, ellos serían mi otra familia y me acostumbraría.

Estuvieron hablando de temas diversos. Todo iba bien, hasta que vino la hora de la cena, donde apareció la abuela Natalia, una mujer imponente que no derrochaba ni una pizca de ternura, ni siquiera Maximiliano mostró un poco de interés, pero ella lo abrazó con efusividad, mientras que ante mí demostró una actitud seria.

Nos trasladamos de un lugar común como la sala, a una comedor familiar con una mesa larga de madera acompañada de sillas altas con cojines oscuros. Maximiliano se incorporó en un asiento a mi lado, junto a Gala en una silla de Stokke rosa. Estuvimos rodeados de un silencio fúnebre, hasta que sirvieron la comida y la abuela decidió romper el ambiente incómodo.

-¿Cómo trabaja esta señorita?-Formuló, bueno intentó formular la abuela. Su mirada se hundió de manera intimidante en mí. Maximiliano buscó mi mano por debajo de la mesa y la acarició en círculos.

-Soy escritora como pasatiempo y Licda. En Citotecnología. –Respondí de forma clara y concisa.

-¿Acaso trabaja en la editorial?-Soltó con brusquedad.

-Sí, abuela. Es la mejor escritora. –Interrumpió Maximiliano. La señora Olivia guiñó el ojo.

-¿No estará queriendo ocupar un lugar en nuestra empresa, no?-Explotó como un volcán, estaba ardiendo el ambiente.

-Para nada, abuela. De hecho, he cortejado a Roses, como antes. Nos conocimos fuera de la editorial.-Añadió Maximiliano. –¿Por qué no le cuentas, amor?-Invitó, refiriéndose a mí.

-¡Sí!-Gritó de alegría, Olivia. Me brindó animo

-¡Su nieto e hijo tiene toda la razón!-Acoté, sintiéndome victoriosa. –Nos conocimos en una fiesta, siendo completamente desconocidos y ajenos al mundo literario, no hablamos esa noche. Después nos vimos en la editorial, no fue fácil, pero aquí estamos siendo felices y construyendo nuestros sueños juntos cada día. –Expuse.

-Ojalá no sea como la tal Joey, que estuvo aquí un día y no vuelve hasta el matrimonio. –Espetó con brusquedad, la anciana de cabello liso.

La cena después de esas palabras se tornó silenciosa. Maximiliano se limitó a darme la mano por debajo de la mesa, sin separarla durante la noche. Quizá Joey y Frederick no eran muy cercanos a la familia, podía ser cuestión de personalidad o querer aislarse.

Cuando nos íbamos, Gala se había quedado dormida en el mueble tras mucho gritar y ser los ojos de todos los presentes, esa noche se quedó con los abuelos.

Nos despedimos de la familia, todos de una manera muy distinta. El señor Antonio, se comportó conmigo de una manera muy centrada, jamás me había olvidado, era atento y respetuoso con las decisiones de sus hijos. La señora Olivia, fue un completo amor desde mi llegada, me recibió como la suegra que te muestra atenciones y además te incluye en su entorno. El servicio demostró ser restringido, solo se limitaban a su trabajo. Gala era una pequeña que no manifestaba ni una pizca de interés por mí, más bien era muy astuta y sobretodo celosa con su tío. La figura que no me gustó, ni me agradó, fue la abuela, pero el tiempo determinaría la marcha de las cosas.

Salimos de la casa con un aire distinto. Nos adentramos en el auto, emprendimos el camino a mi hogar, pero todo fue silencio y cansancio entre nosotros. Finalmente en mi casa, Maximiliano rompió ese momento tan embarazoso entre nosotros.

-¡Gracias por atreverte a venir conmigo a conocer a mis padres!-Exhibió.

-¡Gracias a ti por incluirme en tu vida, cariño mío!-Indiqué

-¡No hay nada, cielo! Este es un amor tuyo, mío, nuestro. –Recalcó.

Se acercó para besarme castamente, pero me sentí muy penosa. En ese instante comprendí diversas realidades.

Una de ellas… No era la misma desde que lo conocí, nada era igual desde que entró en mi vida.

Entré a casa, él se marchó…

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Todo este contenido literario es original de Valentina Padrón. ¡Gracias por estar! ¡Nos leemos pronto!

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