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La gracia , favor inmerecido de Dios

"Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes."

Santiago 4:6


Fuente

La Gracia es el favor inmerecido de Dios para con los hombres.
Es la que nos permite volver a Él.
Es la que nos habilita la entrada a su trono a través del sacrificio de Jesús en la cruz.

Desde que el velo del templo se rasgó, hay entrada al trono de la Gracia para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

La Gracia es el Espíritu Santo obrando en nosotros trayendo convicción de pecado, de justicia y de juicio.
El que nos hace arrepentirnos de nuestros pecados y nos hace justos delante del Padre a través del Hijo.

Caminar como justos es por gracia. Nadie merece salvación, nadie merece el cielo, sin embargo, la Gracia nos da no solo eso sino mucho más.

Hay diferentes niveles de gracia.

Pero para pedir mayor gracia como dice aquí el Apóstol Santiago, se requiere humildad, no orgullo ni soberbia.
La humildad no es sinónimo de pobreza, sino de una actitud del corazón del hombre al reconocerse pecador y débil y que necesita de Dios.

Por eso Dios a algunos les da solo una porción de gracia y se conforman con una medida, pero El quiere dar mayor gracia. Que es la que nos lleva a vivir en victoria constante.

La humildad es por la cual accedemos a la mayor gracia.
Así que, despojemonos de todo orgullo, y reconozcase pecador, que es débil, que necesita del Espíritu Santo para vivir como a Dios le agrada.

No se puede vivir el Evangelio en plenitud sin este condimento llamado Gracia, a través de un corazón humilde y manso como lo es nuestro Señor Jesucristo.

Los bendigo en este día, con la paz de Jesucristo y en el poder de su gracia.

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