Mi inigualable mejor amigo

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[ESP] Intento seguir adelante, pero como avanzar si tú ya no estás.

Llegaste a mi vida sin previo aviso, un regalo que no esperaba y que sin duda sería el mejor. Estaba en una edad en donde quizás no te daba la atención suficiente, pero siempre estabas ahí.

Quisimos darte una familia, un hogar al cual pertenecer, pero el hogar ya no se siente como uno sin ti.

Juguetón y alegre, como cualquier perro de pequeño, pero con el tiempo te fuiste tornando más serio. Fuimos creciendo juntos, con el tiempo dejamos de jugar seguido, solo pasaba los fines de semana en la casa. Al volver siempre estabas ahí para recibirme con toda la felicidad del mundo que se veía reflejada en tus ojos.

No te sacabamos mucho, no hacías mucho caso que digamos, más bien cuando veías la oportunidad te escapabas sin intenciones de volver. Pase de traerte a dos patas a poder cargarte como un bebé así tuvieras tus años encima.

Con el tiempo te fuiste acostumbrando a estar más tiempo en la sala, cosa que a mi mamá no le gustaba mucho, pero lo termino aceptando porque ya era imposible que te quedarás afuera.

Luego llegaría un nuevo miembro a la familia, otro malcriado más a cuatro patas y tu nuevo hermanito. Al principio tenía miedo que no lo aceptarás así que mientras dormía en mi cuarto, sin embargo después sería el quien se volveria rebelde contigo. Uno muy juguetón y otro más serio, pésima combinación, pero que en la mayoría de las veces se llevaban muy bien, excepto para compartir la comida.

Ya no estarías solo en el día ni en las noches, tenías un compañero, que aunque es el más nervioso y miedoso, te seguía a todas partes. Estuviste con el cuando se enfermo, eras quien lo cuidaba cuando nosotros no estábamos y con quién te turnabas para salir a pasear.

Más problemas para mi mamá, ahora los dos se acostumbrarían a pasar día y noche en la sala. Solías dormir en el mueble o en la alfombra del baño, a veces te daba por montarte en mi cama o simplemente dormir junto la puerta.

Solías darme los buenos días al ver que ya estaba despierto, empujando con tu hocico la puerta para entrar.

Me esperaste hasta el último momento de tu vida. Esperaste que llegara a la casa para despedirte, quisiste esconderte debajo de mi cama para que no te viera irte. Lamento haberte dicho que todo estaría bien, cuando sabía que no, mientras aullabas levemente por el dolor, lamento no haber podido hacer más, lamento haberme ido esa tarde...hasta tu último aliento te repetí que habías sido el mejor amigo que jamás hubiera podido tener.

Al llegar, siempre miro la ventana, esa en la que te solías asomar para ver quién llegaba, con la esperanza de volverte a ver ahí... Es difícil ver esos lugares en los que solías estar.

Gracias por siempre animarme, por escucharme, por soportarme, por siempre estar para mí, más que una mascota fuiste un soporte para mí.

Te amo viejo amigo.

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