Esas constelaciones que me recordaban a tus lindos ojos. Noches en las qué me preguntaba si algún día ibas a volver.
Tuve mucho tiempo libre, no era tan malo estar solo después de todo. Aprendí muchas cosas de aquellas noches, identificar y apreciar algunas constelaciones, cada una tiene su origen e historia, así que simplemente, mantenían mi mente ocupada.
Intenté buscarte ahí arriba, pero tú significábas y brillábas más, que las mismas estrellas.
Quizás no vemos el panorama desde otro ángulo, quizás nos aferramos a una simple y única idea. Es sencillo, la noche se aprecia mejor cuando no hay luces artificiales que opáquen las naturales.
No obstante, no solo en la noche se pueden visualizar cuerpos brillantes. Tenemos de ejemplo el sol, incluso la misma luna, que aunque no sea una estrella, se puede ver tanto cuando hay luz, como cuando el sol se esconde al horizonte. A lo mejor necesitamos eso, buscar más allá de lo común, más allá de lo predecible, descubrir nuevos cuerpos brillantes, que iluminen nuestra vida de una forma inigualable.
Es así como seguiremos teniendo nuestra primera estrella, incomparable, alucinante, que nos dejó maravillados desde la primera vez. Pero con el paso del tiempo, encontraremos otro cuerpo de luz, quizás no será lo que esperábamos, a lo mejor no será la que más ilumine el cielo, pero sin duda será la que brinde el brillo suficiente para enamorarte.
-LACM