Cómo hacer unas galletas para merendar con lo que tengas a la mano

Últimamente en la cuarentena me ha provocado por comer algún dulce en la tarde, por lo que estaba decidida a comprar algunas galletas y otros dulces para merendar, pero cual fue mi sorpresa al ver que entre los precios a escoger, en conjunto con el delivery, nada cuadraba con mis cuentas personales o lo que podría permitirme.

Las galletas conocidas como Maria, las cuáles son altamente consumidas en mi país, me dejaban entre comprar algo realmente útil o un antojo. Así que un poco decepcionada, pensé en una manera de solucionarlo y terminé por encontrar una receta en internet que, aunque no fuesen todos los ingrediente que tenía a la mano, pude modificarla a mi conveniencia.

Por lo que hoy, luego de haber gastado tan solo 5$ con todo y delivery, quiero compartirte la receta que ha salvado a mi bolsillo de un posible paro que podría haberle dado. La receta es súper sencilla y rápida, los instrumentos que necesitas ni si quiera tienen que ser los que suelen verse en los tutoriales de youtube típicos, basta con lo que literalmente muchos venezolanos tienen en sus casas.

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Ingredientes:

Para no estar usando un montón de medidores y cosas así, preferí tomarlo todo a la medida de una taza de peltre en las que se suele beber café, que me otorgaba más o menos las medidas que necesitaba.

  • Dos tazas de harina de trigo (Un aproximado de 300 gramos).
  • Poco menos de 1/2 taza de azúcar (Unos 130 gramos).
  • Poco menos de 1/2 taza de mantequilla. (130 gramos, al igual que la azúcar).
  • Un huevo.
  • Ralladura de concha de limón. (2 limones)

Preparación:

Como primer paso vamos a tomar la mantequilla y azúcar y las dejaremos en una taza, la que más cómoda se nos haga para batir. Yo usé una parecida a un bol, y ya que no tengo batidor, usé una paleta de madera y comencé a menear.

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Cuándo obtuve una consistencia blanquecina, y los granos de la azúcar se habían combinado bien con la mantequilla, agregué el huevo y la ralladura de limón, y nuevamente batí hasta ver todo bien mezclado, como se observa en la imagen.

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Después de ello me encontré el colador en el que suelo colar el jugo, no poseo tampoco uno de esos sofisticados coladores para espolvorear la harina, pero ese me bastó. Fui vertiendo a harina por partes mientras la iba uniendo hasta que finalmente, luego de haberla mezclado toda, comencé a amasar. Lo hice por unos minutos, siempre se me cuarteaba pero no le di mucha importancia.

Contínuo a ello, tomé una bolsa y la lavé muy bien, la corte de forma que se hiciera más adecuada al uso y envolví mi masa en ella, para después dejarla reposar en el congelador por 20 minutos. Transcurrido el tiempo la saqué y nuevamente la volví a amasar, si le das algunos golpes es mejor, la masa suele ser un poco dura.

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Entonces ocurrió el momento en el que tenía que estirar y como el rodillo es algo que no muchos suelen tener en sus casas, decidí usar la técnica de la botella envuelta en bolsa de plástico; funcionó muy bien. Para darle la forma y medida a las galletas ocupé una pequeña tapa de termo de agua, de esas que suelen dar en los planes vacacionales del gobierno, cuya medida era de 3 cm de diámetro.

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Los retozos son algo que puedes ir guardando para el final, donde todos los demás retozos se juntan y nuevamente se estiran. Bien, luego de haber puesto en prueba ésta receta descubrí que hasta la bandeja es opcional, por lo que si eres venezolano y en tu casa cuentas con el reconocido budare, entonces estás hecho. Yo lavé el mío muy bien, antes de engrasarlo con mantequilla y aplicarle un poco de harina.

Preferí usarlo por la parte de atrás, para no tener que dejar las galletas del lado de las cositas negras que se le forman al budare con el tiempo. Mi abuela le suele llamarle a eso de una forma, pero no recuerdo muy bien.

El caso es que no hay que desfallecer si no hay bandeja para hacer las galletas, ¡incluso si no hay horno!, me tomé la valentía de probar hacer una de estas galletas en un sartén completamente limpio y sin otras grasas, quedó mejor de lo que esperaba, un poco más suave que en el horno y con un toque de sabor distinto.

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Dejé a las galletas hornearse a una temperatura de 275°C por solo 10 minutos, sugiero no exceder ese tiempo o les pasará como a mi primera tanda por la cuál aún me lamento.

Finalmente, las galletas están listas. Son crujientes y divinas, y a pesar de que pensé al inicio que se desharían muy fácil a causa de las grietas en la masa, resultó ser todo lo contrario. En total fueron 80 galletas las que salieron con las cantidades y el molde que usé (Mi humilde pero heroica tapa). Son ideales para merendar y en ésta cuarentena, cualquier cosa que satisfaga necesidades y ahorre dinero son ideales para que nuestras cuentas financieras no desfallezcan.

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Lo mejor de todo es que me han quedado más de la mitad de los ingredientes que compré y en cualquier momento puedo repetir la receta.


Espero este post te haya gustado y te haya servido de utilidad. Nunca había compartido alguna receta en mi blog pero espero haberlo hecho bien, además de que quería compartir en esta comunidad una manera fácil y económica de satisfacer esos antojos de media tarde.

Aprovecho para agradecer a @miguelmederico, quién hizo un podcast ayer sobre algunos consejos para escribir. Traté de cumplir todo lo que pude sus sugerencias, aunque en algunos detalles me excedí como siempre en las palabras.

¡Gracias por leer!

Hasta luego-lueguito.

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