Nuestra Batalla Personal

Cuenta una leyenda en un lejano reino; que cierto rey tuvo sueños repetidos, para que iniciara a ayudar, a compartir con los más necesitados; llevaba, décadas disfrutando de la riqueza y de los placeres que esta puede comprar. Inició a salir de su castillo disfrazado de soldado caminando e integrándose en los mercados y en las romerías de sus poblados. Conversaba con las gentes, con los plebeyos. Cierto día de mercado se fijó en un hombre que sólo llevaba puesto un taparrabos, se le acercó e inició una conversación, con el extraño personaje.

Le dijo que él era hijo bastardo de un hombre de la realeza, pero al no ser reconocido, no tuvo ningún privilegio de recibir instrucción para ganarse la vida en una labor; cuando mi madre enfermó y murió, no me quedó más que pedir limosnas los días de mercado. El rey conocía bien esta clase de bloqueo personal, de hacerse la víctima y no luchar la vida dignamente; tal y como lo dijo Sheldon B. Kopp “Todas las batallas verdaderamente importantes se libran dentro de uno mismo” Te voy a facilitar mi capa -le dijo- ella tiene el poder de transformarte en un hombre diferente; se giró y en uno de los pequeños bolsillos de la capa escondió su anillo real, que al ser vendido, costaba una fortuna para un plebeyo.

Toma hombre, dentro de una semana volveré por ella, aprovéchala mientras la tengas. -Y se marchó- Pasada la semana el rey regresó y encontró al mendigo sin la capa; ¿qué pasó con la capa? -le preguntó- la di en empeño, mi capitán, para comprar algo de comida, dije que luego el dueño pagaría el rescate. El rey disfrazado de soldado, corrió al bazar de empeño y rescató la capa, pagando las monedas prestadas y el interés de los días; reviso y el anillo real estaba donde lo dejó.