Muchas veces nos encanta,
la palabra sacrificio,
creemos que,
por vivirlo,
nos van a querer muchísimo,
¿Acaso te lo han pedido?
Que hoy tú lo has elegido.
Escucho una madre decir,
muy herida a sus hijos,
por ustedes deje de vivir,
se hicieron mi norte,
mi destino,
y ahora que ya son grandes,
ninguno vive conmigo,
tanto me sacrifiqué,
¿Te lo pidieron tus hijos?
En parejas es notable,
sentir esos sacrificios,
yo que ignoré ese trabajo,
por tu carácter,
por criar tus hijos,
dejé de arreglarme mucho,
de disfrutar con los amigos,
y ahora que ya estoy vieja,
tienes a una joven contigo…
Decía él a esa muchacha,
esa familia,
me lleva al precipicio,
pero yo elijo quedarme,
porque pienso en mis hijos,
y es que ese sacrificio,
por ellos desde el principio,
hace que aguante a esa vieja,
y no pueda vivir contigo.
En los trabajos se escucha,
yo hago mucho sacrificio,
por quedarme tiempo extra,
hacer algo por un beneficio,
a veces no tengo fuerzas,
pero debo hacerlo seguido,
que el jefe sienta y valore,
que yo,
soy un empleado magnifico,
vino el tipo y me botó,
¡Esto fue un tiempo perdido!
A esos nos enseñaron,
nos dijeron que era magnifico,
quitarnos parte de la vida,
por complacer el bullicio,
eso mantiene hogares,
te ayudan,
los sacrificios,
son la expresión del amor,
que haces,
por tus principios…
Hoy yo me niego a vivir,
una vida sacrificada,
todo lo que yo emprenda,
será por mí,
será abrir las alas,
lo siento por los que atrás,
pensaban que eso ataba,
nadie me lo ha pedido,
yo elijo mis embarradas,
y quien se quiera quedar,
que no sienta que mis andadas,
lo quisieron amarrar,
la puerta no está cerrada.
Vivir de los sacrificios,
tiene una venda a cuestas,
que cuando tú te la quitas,
no sé si valdrá la pena,
y si lo quieres hacer,
no pidas la recompensa,
eso lo elegiste tú,
nadie te dijo que lo hicieras.