La señora muerte | Relato para HiveMéxico

"Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido."
Eclesiastés 9:5

Photo by Jirzo Nez en Unsplash

Cuando el sepulcro abre sus fauces pretendiendo devorar todo aquello que alguna vez tuvo vida y esplendor, tiembla hasta el más valiente, sabiendo que su tránsito por esta existencia ha llegado a su final. ¡Y no hay nada más aterrador que un final sin retorno!

La señora muerte entra silente y paciente, y se acerca lentamente con su mirada penetrante clavada en tus ojos; no es fea, sino por el contrario hermosea su esbelto cuerpo irradiando el ambiente con una paz que aterra, esa paz que desconocemos y que augura el "descanso eterno".

El mismo día que me tocó nacer, tuve contacto con ella. Estaba de pie junto a mi madre en la sala de parto, y sonreía grácilmente al tiempo que mamá, con sus manos resbalosas por el líquido amniótico, me sostenía para que no me terminara de salir de su matriz, mientras la enfermera inexperta buscaba apresurada al médico de guardia.

Cuando el médico llegó, yacía morado y ensangrentado sobre una mesita quirúrgica, aferrado a mi cordón umbilical para no terminar de caer al suelo. La señora muerte me guiñó el ojo y supe que nos encontraríamos más adelante en la vida.

La protección y cuidados de mi madre no me permitieron saber de ella durante muchos años, hasta casi cumplir los 11, cuando mi mejor amigo y compañero de clases perdió la vida en un accidente de tránsito, y me tocó formar parte de una comisión que designó el colegio, para hacer guardia de honor en torno al ataúd durante el velorio. Ese día volví a verla después de tantos años, estaba igualita, con su aspecto imponente y sereno; y me sonrió tiernamente mientras se alejaba dejando un vacío en el ambiente.

Los abuelos por eliezerfloyd.

Poco después comenzó una sucesión de ausencias en mi entorno. Se fueron mis abuelos maternos, causalmente el mismo día (16 de abril) pero con tres años de diferencia el uno del otro. La nona (mi abuela paterna) que me esperó después de muerta para su ritual de enterramiento; mi amigo Jesús, la tía Luz y el tío Jorge. Todos partieron en mi presencia, acompañados por la señora muerte.

Me he sentido como un Hightlander viendo partir a los seres queridos, mientras el tiempo golpea en cada vaivén del péndulo, hasta que llegue mi hora.

Jamás me atreví a hablarle hasta el día que se paró junto a la cama donde yacía convaleciente una de mis almas gemelas, mi amiga, hermana e hija, quien desde niña también había visto a esa mujer vestida de blanco y con su larga cabellera negra custodiando la puerta de su cuarto.

Sé que la has observado y seguido de cerca, pero estoy convencido de que aún puede hacer y avanzar mucho más antes de trascender, dale otra oportunidad. Y así fue, me sonrió y se marchó.

Antiguo cementerio local por eliezerfloyd.

Todos venimos a este mundo para cumplir una misión, para aprender y evolucionar, pero la fecha de caducidad de estos cuerpos está impresa en nuestras frentes desde el nacimiento.

Tuvimos que experimentar una muerte para poder venir acá y tendremos que experimentar una segunda muerte para poder renacer en otros niveles y dimensiones. Solo perece este cuerpo mientras el espíritu continua su sendero evolutivo.

--Texto de mi autoría E.Rivera--

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CONCURSO DE HIVEMÉXICO: Día de los Muertos 2023

Elaborar una historia acerca de ese ser querido que ha fallecido, lo cual puede incluir a tus mascotas.

Tu publicación debe contener un mínimo de 200 palabras y estar redactada en un solo idioma.

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