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Pocas fotos callejeras he hecho en el pueblo donde viví durante mi niñez. Es inexplicable. Lo cierto es que, aunque este fue un paseo corto porque me sentía indispuesta, pude captar algunas imágenes con las cuales quedé satisfecha. Me detengo a pensar un poco en lo que hice, qué buscaba inconscientemente, qué sucedió, cuántas historias cuenta cada disparo, y me reconozco como una vagabunda, una ladrona de almas, una extraña en medio de algunas calles conocidas, intentando decir algo, a través de sus luces y sombras; atisbando en esta o aquella expresión el encanto de lo simple y lo mundano.
Pareciera que todos están inmersos en sus pequeñas vidas, yendo de un lado a otro, tratando de tocar virtualmente a aquellos que aman en la lejanía, buscando y descubriendo cientos de propósitos en el acto cotidiano de vivir.
En mi trayecto (mejor digo nuestro, porque estuve acompañada todo el tiempo por @mamani), no vi a nadie haciendo fotos y no fue por no mirar, pero quizás es que éramos las únicas interesadas en traer aquí un recuerdo y hacerlo imperecedero, cosa que a veces cuando lo pienso me suena demasiado importante como para dejar pasar la oportunidad.
Estas no serán las únicas fotos de las calles artemiseñas que traeré a Hive. Se lo debo a ese pueblo al que llegué con apenas 3 meses de nacida, y donde mi familia por la parte materna me aguarda siempre.
Yo no lo noté cambiado. Tiene el mismo espíritu de siempre. Me gustaría fotografiar allí a las personas conocidas, las calles y los lugares que más frecuenté, y por eso creo que todavía tengo trabajo por hacer y esto implica la promesa de un regreso, el deseo de contarte mi historia, a través de imágenes.
Por ahora no digo más. Estoy teniendo unos días un poco extraños, un lagrimeo constante… muchos pensamientos que se agolpan y hacen retumbar mi corazón. Quizás solo son estas fechas, o situaciones que hubiese querido evitar; sentimientos, pudieran ser, que gritan más fuerte que la razón. O solo tonterías mías que a veces me quedo vagando en mi laberinto, sin hilo, buscando en las horas, los minutos, los segundos, un color, o un deseo, o un sueño.
Esta es mi participación en el #Monomad Challenge. Nos vemos pronto. Si hay algo aquí que te anima a comentar, no dejes de hacerlo por favor. Aquí te espero.
I have taken few street photos in the town where I lived during my childhood. It is inexplicable. The truth is that, although this was a short walk because I felt unwell, I was able to capture some images with which I was satisfied. Thinking a little about what I did, what I was unconsciously looking for, what happened, how many stories each shot tells, I recognize myself as a wanderer, a thief of souls, a stranger in the middle of some familiar streets, trying to say something, through their lights and shadows; glimpsing in this or that expression the charm of the simple and the mundane.
It seems that everyone is immersed in their little lives, going from one place to another, trying to virtually touch those they love in the distance, searching and discovering hundreds of purposes in the daily act of living.
In my route (I better say our route, because I was accompanied the whole time by @mamani), I did not see anyone taking pictures and it was not for not looking, but maybe it was because we were the only ones interested in bringing here a memory and make it imperishable, something that sometimes when I think about it sounds too important to pass up the opportunity.
These will not be the only photos of Artemisian streets that I will bring to Hive. I owe it to that town where I arrived when I was only 3 months old, and where my family on my mother's side is always waiting for me.
I didn't notice it has changed. It has the same spirit as always. I would like to photograph there the people I know, the streets and the places I frequented most, and that is why I think I still have work to do and this implies the promise of a return, the desire to tell you my story, through images.
For now I say no more. I'm having a bit of a strange few days, a constant tearfulness... many thoughts that crowd and make my heart rumble. Maybe it's just these dates, or situations I would have wanted to avoid; feelings, it could be, that scream louder than reason. Or just nonsense of mine that sometimes I am left wandering in my labyrinth, without thread, searching the hours, the minutes, the seconds, for a color, or a desire, or a dream.
This is my entry in the #Monomad Challenge. See you soon. If there is something here that encourages you to comment, please do not fail to do so. Here I wait for you.
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