Hola a todos.
Espero en Jehová Dios que estén gozando de buena salud.
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Una vez más me acerco a ustedes para compartir este tema, y que juntos meditemos en las palabras que hemos dicho y escuchado a lo largo de nuestra vida, y el efecto tanto positivo como negativo que esas palabras pueden causar.
Las palabras tienen tanto poder que, según las Sagradas Escrituras en el libro de Génesis Capítulo 1, relata cómo Dios con su palabra creó todas las cosas que existen hasta hoy. En este sentido, podemos apreciar el gran poder que tienen las palabras ya que a todo lo largo y ancho de este hermoso libro llamado Biblia encontramos muchos pasajes que nos muestran como las palabras desatan poder, algunos ejemplos de ello los podemos encontrar en los Libros de:
San Mateo capítulo 21 versos 18-19
San Juan capítulo 5 versos 5-9
San Marcos capítulo 4 verso 39
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Asimismo, es muy probable que desde pequeños hayamos escuchado repetidas veces frases como éstas: ¡Bájate de allí que te vas a caer!; ¡No corras que te vas golpear!; ¡Ese muchacho si es Bruto!; sólo por nombrar algunas ¿Se te hacen familiar?, pues sí, y lo más tremendo es que nosotros también hemos repetido esas mismas frases con nuestros hijos, familiares o cualquier otra persona, y una vez que sucede lo que dijimos que iba a suceder, le decimos enfáticamente: ¡Te lo dije!. En realidad lo que ha sucedido es que tus palabras han desatado un poder negativo que ha causado un efecto de la misma naturaleza. De allí la importancia de pensar antes de hablar, porque las palabras que pronunciamos no las podemos recoger o borrar ¿¡Te imaginas!?
Si una persona le habla constantemente a un niño de manera grosera, con gritos y antivalores, ese niño crecerá de la misma manera, grosero, atrevido y con antivalores, porque subconscientemente lo han condicionado. Es posible que no hayas recibido de tus padres o familiares las palabras más adecuadas que te ayudaran a ser la persona que hayas querido ser, sino la que no quieres ser, sin embargo nunca es tarde para reiniciar tus pensamientos, ideas y palabras.
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Por ello, es necesario aceptar las fallas y errores que cometemos al hablar para poder corregirlos y así cambiar ese viejo patrón que nos trae problemas. Ten en cuenta que cada palabra que salga de tu boca puede: Ayudar; Construir; Destruir; Fortalecer; Levantar; Sanar; Edificar; Matar; Estancar; Enfermar; Herir, etcétera. Por esta razón debemos ser prontos para oír y tardíos para hablar como dice en las Sagradas Escrituras en el libro de Santiago, capítulo 1, verso 19. No permitas que las malas palabras corrompan tu corazón.
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Amigos lectores, seamos diferentes a los demás, tu puedes cambiar lo negativo en positivo si te lo propones; en estos últimos meses hemos vivido una situación bastante difícil a nivel mundial, pero eso no significa que tengamos que dejar que nuestro corazón se llene de amargura por la impotencia que sentimos en algún momento, mas bien demos cabida para que Jehová Dios lo llene de Su paz y amor infinito y entonces puedan salir de tus labios palabras de bendición para ti, tu familia, el prójimo, los gobernantes, tu país y el mundo entero.
Concluyó diciendo, que si cambias tú manera de pensar, cambiará tu manera de hablar y esas palabras marcarán el camino por donde quieres que continúe tu vida; ¡Marca la Diferencia! no seas más uno del montón, tú tienes un potencial en tu boca ¡ÚSALO! con sabiduría y verás que poco a poco tu entorno cambiará. No hables más en tono negativo, repitiendo frases como: ¡No sirves para nada; todo me sale mal; No tengo paciencia; Ya no te soporto; Eres un bruto; Que #$!&#$&, entre otros; es momento de comenzar a hablar en positivo declarando: ¡Yo sí puedo; Soy genial; Soy únic@; Soy feliz; Tengo paciencia, Para que todo cambie.
Te comparto esta frase de T. Harv Eker, autor del libro "Los Secretos de la Mente Millonaria"
…el único modo de cambiar tu mundo «exterior» es transformar primero tu mundo «interior».
Así que, todo lo bueno que deseas que suceda en tu vida, tu familia, finanzas, matrimonio, tu país... comienza a declararlo en positivo.
Te invito a que leas en las Sagradas Escrituras el Libro de Santiago Capítulo 3.
Jehová Dios te bendiga hoy, mañana y siempre. SHALOM