Habla de la continua falta de agua corriente en las ciudades venezolanas.
El calor abrasante me mataba,
De la calle venía sofocado,
Llegaba así a mi casa muy cansado,
¡Un bálsamo calmante allí encontraba!
Un baño refrescante deseaba,
Con ánimo, me desvestí apurado,
Y el grifo de la ducha emocionado,
Expectante del agua, yo giraba.
Sin embargo, la decepción horrible,
Que me hizo exasperar con gran furor,
Es, de alguna manera, indescriptible.
No había agua, encontré con horror,
Debí, hace ya tiempo, pensé con saña,
Haber emigrado para España.