Nos hicimos amigas de inmediato e intercambiamos información que nunca le había dado a nadie. Mis miedos, esperanzas y deseos. No había salido del closet aun. Mi bisexualidad recientemente descubierta. Ella me acogió con la mayor amabilidad y me dijo que era gay declarada, sabía lo duro y cruel que puede ser el mundo. Me dijo exactamente lo que quería oír.
Está demás decir que no la conocía en persona, solo fotos intercambiadas al azar. Esa debió ser mi primera señal de alarma, yo que me jactaba de no caer en las trampas de internet. Una ilusa.
Mi segunda señal de alarma debió ser que jamás estaba dispuesta a hacer videollamadas, pero encontré todas sus excusas perfectamente razonables y le oculté a todos su existencia, sintiéndome egoísta con mi nueva felicidad. La forma que me escribía. Me hacía sentir bella y deseada. Más de una imagen subida de tono le envíe.
No vi venir el peligro hasta el final. Tal vez fue mi inagotable inocencia o lo poco que los adolescentes de ahora percibimos los peligros reales, pero yo se que fue su sonrisa. Esa que me mostraba siempre y fue mi perdición.
Discutí con mi mejor amigo por ella, con mis padres y maestros. Decidí huir de casa por la estúpida sensación de seguridad que conseguí de ella que era años mayor y por todo lo que me dijo, exitosa. Pueden creerme que todo mi cuerpo me pedía que no fuera, que sentía el peligro tras años de evolución y lo descarté en virtud del amor.
El parque de noche no era lo que uno llamaría romántico, menos para encontrarte con quien tu crees que es el amor de tu vida. Después de una hora de esperar y que ya no hubiera casi nadie por ahí, me asusté. Estaba aterrada en la oscuridad, por fin entendí todo. Era la tonta protagonista de la película de terror a la que le gritas por ser tan estúpida de ir a una obvia trampa. Esa era yo y la sensación de la piel de gallina en mi cuello solo significa una cosa, el peligro real estaba ahí. En este momento es cuando le gritas que no voltee y corra, pero la chica lo hace y muere. Se lo merecía y yo igual. Me perdí ese día.
Que Gwen sea un ejemplo de los peligros de internet. Todo puede ser tan inocente que no veas las señales de peligro hasta el final. Espero que este escrito le haya gustado n.n